En pocos días, el Hamás y el Hezbolá han recibido duros golpes. El 31 de julio pasado, el líder político del Hamás, el movimiento terrorista palestino, IsmaIl Haniyeh, fue asesinado en Teherán en un ataque contra el edificio en el cual se encontraba. Pocas horas antes, estuvo presente a la toma de posesión del nuevo presidente iraní, Masud Pezeshkian. Viviendo en la capital catarí, Doha, IsmaIl Haniyeh quiso marcar su proximidad con su aliado iraní. Sin duda, fue un error de seguridad que le costó la vida. El Hamás ha sido el autor del ataque contra Israel el 7 de octubre pasado, que marcó el inicio de la guerra en la franja de Gaza.
Israel no ha hecho todavía ningún comentario relativo a este ataque, a diferencia del ataque contra Fuad Chokr, alto mando militar del Hezbolá eliminado durante un ataque contra el edificio en el cual estaba, en Beirut, la capital libanesa. Era el responsable de la reciente ”masacre de Maidal Shams”. El 27 de julio pasado, fueron 12 los niños y adolescentes los que murieron mientras jugaban en un partido de fútbol, en este pueblo de la comunidad drusa, en esta parte siria del Golán ocupado, donde cayó un cohete lanzado por el Hezbolá. Fue también el autor de los atentados perpetrados el 23 de octubre de 1983 contra la sede el ejército norteamericano, que dejó 241 muertos (entre ellos 220 marines) y el edificio del ejército francés, “Drakkar” y la muerte de 58 militares franceses.
Ahora bien, ¿podría esta sucesión de actos llevar a una conflagración regional? Para Irán, la muerte de Haniyeh, sobre su suelo pero no reivindicada aún, constituye una terrible bofetada para el régimen de los mollah. Resultado de una traición interna o de un ataque realizado por Israel, revela enormes debilidades en el sistema de seguridad iraní. El guía supremo, Ali Khamenei, puede afirmar que es “su deber vengar la sangre derramada sobre el territorio de la República Islámica de Irán», no puede ocultar los precedentes que ponen en tela de juicio el sistema de seguridad de este país que, por lo tanto, pretende alcanzar la capacidad en tener el potencial nuclear militar.
En abril pasado, a pesar de un ataque masivo contra Israel a través de misiles y drones lanzados con el apoyo de movimientos aliados como los hutíes en Yemen o el Hezbolá en Líbano, no pudo vencer ni siquiera “la cúpula de hierro”, el sistema de protección anti-misil y aérea de Israel. El Hamás había sufrido la pérdida de Saleh Al-Auri, su número 2, en enero pasado. Todos se recuerdan de la desaparición, en 2004, del propio fundador del movimiento que controlaba la franja de Gaza, Ahmed Yasine .
Los defensores del movimiento afirman que todos sus dirigentes eliminados pueden ser remplazados. Puede ser pero, por cierto, se pierde el conocimiento, la experiencia, haciendo correr un riesgo de desmantelamiento de la organización, a pesar de una forma de “rotación” de sus cuadros. Israel afirmó a través de su canciller, Israel Katz, que estaba “preparado” a una guerra más amplia.
Se puede incluir el Líbano, que cuenta con la presencia del Hezbolá, instrumento armado de Irán. La estrategia podría consistir en crear una forma de “zona de protección” en el sur, fronteriza de Israel cuando desde el 7 de octubre pasado, fueron más de “7000 los intercambios de disparos” en esta zona. El Hezbolá tiene una voluntad táctica saturar “la cúpula de hierro”, impactar estructuras y permitir ataques más globales contra el Estado hebreo. Por su parte, el Hamás ha sufrido, a pesar de todo, pérdidas humanas y técnicas muy importantes, con un riesgo de represalias muy limitadas.
Ahora bien, Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí, se niega a hacer referencia a la muerte del jefe del Hamás, IsmaIl Haniyeh, dificultando la postura política de Irán en buscada de una réplica “en legitimidad defensiva”.
Estas eliminaciones suceden mientras se está buscando espacios para una negociación de cese el fuego en Gaza. 116 personas, hasta por el momento, siguen a manos del Hamás desde el 7 de octubre pasado; de las 251 que habían sido retenidas, 42 perdieron la vida. En este contexto, el riesgo de escalada se agravó entre Israel e Irán cuando el Hamás, durante las funerales de Haniyeh, llamó a “un día de la cólera”, legitimando acciones contra Israel.
Politólogo francés y especialista en temas internacionales.