Una semana después de los ataques inéditos pero fracasados de Irán contra Israel, la respuesta ocurrió viernes 19 de abril. Varias explosiones se oyeron, en la región de Isfahán, en el centro de Irán, contra una base militar que fue el blanco de respuesta.
Las represalias fueron calibradas y limitadas sin duda, para parar con la posibilidad de una escalada en Medio Oriente. Así fue percibida la respuesta israelí que decidió lanzar a pesar de la advertencia iraní que había afirmado poco antes que cualquier agresión llevaría a una reacción inmediata. El gabinete de guerra del Estado hebreo, tanto como el ejército, Tsahal, no han hecho comentarios. Fue un responsable estadounidense quien confirmó el hecho. Por su parte, la televisión del Estado iraní afirmó que fueron tres drones los que habían sido observados cerca de Isfahán y destruidos después de “la activación del sistema de defensa aérea del país”. El blanco no fue casualidad: además de la base militar de Shiraki, cuenta con el complejo de producción de enriquecimiento de uranio en Natanz.
Esta base militar había acogido en septiembre de 2023, aviones de entrenamiento Yak-130 cuando otras bases, sin conocer sus necesidades, habían sido construidas en el oeste de Isfahán. Esta región también alberga sitios militares de producción de municiones. En enero de 2023, una fábrica de materiales militares había sido apuntada por un ataque de drones.
Pero, por supuesto, lo más estratégico aparece a través de la presencia de las plantas de conversión de uranio, ofreciendo enriquecimiento indispensable para fabricar una arma nuclear. Los sitios de Natanz y Fordow respectivamente a 120 y 250 kilómetros de Isfahán son parte del programa escondido de Irán. Natanz sufrió ataques en 2020 y 2021, mientras Teherán anuncio haber empezado en producir uranio valorizado a 60%, aproximándose de los 90% indispensables para fabricar una bomba atómica. Es decir, lo estratégico que es este sitio, mientras el ataque, no oficializado, de Israel contiene un mensaje fuerte.
Sin constituir la respuesta “significativa e inmediata” anunciada por el gobierno israelí después del ataque iraní, el mensaje calibrado tiene muchas significaciones. Demuestra que Israel puede golpear cuando lo decida a Irán y establece una graduación en sus acciones militares. A la vez, Irán pudo hacer intervenir a sus aliados, los famosos “proxis”: las organizaciones terroristas, Hezbolá en Líbano y milicias en Iraq, tanto como en Siria llevan acciones. En estos últimos días, el Hezbolá lanzó misiles desde el Líbano como si quisiese decir que Irán no estaba solo en caso de una escalada. Por cierto, los Estados Unidos han ejercido, estos últimos días, sobre su aliado israelí, una presión para convencerlo de no intervenir, a pesar del ataque de Teherán. Washington afirmó que no participará en una acción en contra de Teherán.
Fue informado del operativo israelí el martes pasado. Entendió que no serán impactadas las instalaciones nucleares, evitando una escalada de gran peligro. Ahora bien, la acción israelí ofrece una ventana para ambas partes, que “salieron con honores” de esta fase. ¿Qué significa? Las dos partes pudieron demostrar la posibilidad de alcanzar el territorio adversario, cuando lo decide y escogiendo sus blancos. Por cierto, Israel pudo, a la vez con su material de protección juntando varios dispositivos conocidos bajo a apelación de “Domo de Hierro”, doblado de una intervención aérea juntando aviones de los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Jordania, derrumbar el 99% de los drones y misiles lanzados por Irán y aliados contra el Estado hebreo.
La opinión pública entendió que existe también una dimensión secreta, en la “sombra” en la rivalidad bilateral, explicando este graduado diálogo del fuego. Es la primera vez que ambos países lanzaron acciones para intentar herirse directamente.
Esta realidad constituye el tema de preocupación: hasta el momento se pensaba que la disuasión evitaba un contacto directo. Los eventos de los últimos días demostraron lo contrario: acciones que pueden ser una nueva forma de comunicación interpretando la forma y fuerza de los ataques: gradualidad, voluntad de escalada y de control se mide con el nivel de prevención e impactos de las respuestas. El riesgo de escalada fue controlado también por la posición de los Estados Unidos, que anunciaron que no iban a asociarse a un ataque de intensidad contra Irán. Finalmente, se analiza la respuesta israelí como el signo de una voluntad de desescalada, con mayor motivo si los Estados Unidos no están a su lado frente a Irán.
Israel mostró que podía alcanzar el centro de Irán sin que tuviese el acuerdo de Washington. Ahora bien, Washington provee 80 à 90% de las municiones usadas por Tsahal, lo cual es un medio de presión para controlar las respuestas que pueden llevar a una escalada. Después de estos días de respuestas de fuego, Estados Unidos tanto como la Unión Europea acordaron reforzar las sanciones “a fin de controlar y dañar las capacidades militares” de Irán, señaló Jake Sullivan, el asesor nacional de security de la Casa Blanca.
Por su parte, el general iraní Ahmad Haghtalab, jefe de la división de la seguridad nuclear de los Guardianes de la Revolución, declaró que Irán podría revisar “su doctrina nuclear” y “las declaraciones del pasado”, palabras significativas mientras Irán nunca quiso reconocer cualquier programa que no fuese civil a pesar de las sospechas de la AIEA, la agencia internacional sobre la energía atómica.
Será el guía supremo, Ali Khamenei, quien decidirá,en definitiva, la orientación que tomará su país, entre la voluntad de oficializar dicho programa y de su contenido: ¿santuarización nacional o voluntad ofensiva? Mientras tanto, el equilibrio regional está en tela de juicio, entendiendo que un programa nuclear podría abrir las puertas a una proliferación nuclear: ¿qué harían Arabia Saudita, Turquía, incluso Egipto? Por el momento, Irán se acerca del potencial nuclear: la AIEA anunció que las reservas de uranio enriquecido eran de 5525 kilos, una tonelada más que el mes pasado. Estas cantidades están muy lejanas de los 300 kilos autorizados por el acuerdo internacional de 2015 que marcaba el programa en cambio del fin de las sanciones internacionales. También se sobrepasó el nivel de enrequecimiento de uranio establecido en 3.67% usado en las plantas nucleares para la producción de electricidad. Poseía 121.5 kilos a 60%, aproximándose de los 90% necesarios para fabricar una arma nuclear, que exige un proceso de miniaturización y transformación para que pueda corresponder a la capacidad de misiles a mediano y largo alcance. Se estima que se necesita todavía entre uno y dos años.
Las tensiones se mantienen fuertes en la región del Medio y Próximo Oriente. Pero todavía, a pesar de los ataques y respuesta entre Irán e Israel, estamos en un dialogo inscribiéndose en una forma de desescalada en un escenario inédito y a la vez, bien real.
Parece constituir la hora de la verdad entre Israel e Irán en la cual la temática de la degradación con una dimensión nuclear, forma parte de la pantalla de atrás. El uso del fuego hace parte de un enlace de hierro bilateral, pero todavía en una forma de diálogo cuya meta consiste en quedar en un esquema de control de las tensiones, entre escalada y desescalada.
Politólogo francés y especialista en temas internacionales.