Desde las elecciones legislativas anticipadas a dos vueltas el 30 de junio y 7 de julio pasado, Francia parece reteniendo su respiración y, a la vez, buscando un nuevo impulso para poder responder a los desafíos que fueron revelados durante dichas elecciones.
Por cierto, en la misma noche del anuncio resultados de las elecciones europeas, que fueron llevadas a cabo en cada uno de los 27 países miembros, eligiendo a sus representantes en el Parlamento Europeo, el 9 de junio pasado, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció, como se le permite el artículo 12 de la Constitución adoptada en septiembre de 1958, la disolución de la Asamblea Nacional. El debate que continuó, durante las tres semanas de campaña electoral que siguieron este anuncio relámpago, ha sido intenso. Se tradujo con una participación ciudadana dentro de las más importantes desde la elección de François Mitterrand en 1981. Más de 70% de los franceses en edad de votar cumplieron su deber ciudadano. Por cierto, estas elecciones recogieron una dimensión histórica: visiones de la sociedad se oponían entre varios grupos políticos.
Es importante recordar que las elecciones europeas vieron, en un proceso electoral con una solo vuelta, la victoria, en Francia, del partido nacionalista, considerado por sus oponentes como de e extrema derecha, y esta vez, haciendo campaña sobre la imagen de una "derecha patriota", "Reunificación Nacional". Encabezado por una nueva figura, Jordan Bardella, de 28 años de edad, aunque la figura tutelar sigue siendo Marine Le Pen, llegó a obtener 31.37%, mandado 31 eurodiputados. Detrás, venía con sus 14.60% el partido macronista, Juntos y la lista de "Unión de la Izquierda" con 13.83%.
Anunciando en seguida la disolución de la Asamblea Nacional, haciendo una relación directa entre las elecciones europeas y el Parlamento Nacional, Macron inició un proceso de cambio político y adaptación al debate público que parecía ubicar en primera plana temas como la seguridad, la inmigración tanto como el poder de compra. Apoyándose sobre sus resultados inéditos y fuertes del 9 de junio, Reunificación Nacional se proyectó hacia una victoria histórica en Francia, abriendo el camino a derechas soberanistas en Europa, tal como lo fue en Italia o en Hungría. Pero, las elecciones legislativas, en Francia, consisten en elegir a 577 diputados. Cada uno proviene de una circunscripción con características particularmente. ¿Qué puede haber en común entre París y un escaño en el centro de Francia, por ejemplo, rural? Tantas realidades correspondiendo a 577 elecciones.
Si los resultados del 30 de junio, en la primera vuelta de las legislativas, anunciaban una victoria de Reunificación Nacional para la segunda vuelta, nunca se podía imaginar el movimiento político que se armó en dos días, entre fuerzas que estaban motivadas por una posición sencilla: todo, excepto Reunificación Nacional. Candidatos desistieron en favor del mejor ubicado contra el candidato RN en 400 sitios, facilitando duelos en segunda vuelta.
Logrando encerrar el debate de la segunda vuelta entre pro y contra la República y contra todas las expectativas, RN no venció. Claro, obtuvo 143 diputados con su aliado, una parte del partido los Republicanos, pero lejos de los 289 indispensables para contar con mayoría absoluta. El resultado es histórico, mientras tenía 89 miembros en la última legislatura. Por su lado, la izquierda en una unión oportunista pero exitosa al nivel electoral, unió la izquierda radical de "la Francia Insumisa", el partido comunista, los ecologistas y el partido socialista.
Este "Nuevo frente popular", haciendo referencia a la alianza de 1936 que permitió a la izquierda llegar al poder con la figura de Leon Blum, logró alcanzar la cifra de 180 miembros. La unión macronista "Juntos por la República" (Juntos, centro del Modem y de Horizonte), llegó a 163. Los Republicanos no aliados a Reunificación Nacional cuentan con 66 miembros, y Reunificación Nacional (con aliado), 143. Significa una fragmentación en la composición de la Asamblea Nacional y, a la vez, una falta de mayoría absoluta tanto como relativa. Es decir, que por primera vez desde 1958, en ruptura con el espíritu de la Constitución, se tendrá que buscar coaliciones, alianzas para poder contar con bloque suficientemente fuerte.
¿Por qué es importante? En Francia, el Presidente nombra a su Jefe de Gobierno. Es responsable delante de los diputados. Es decir, que debe contar sobre una mayoría o un grupo fuerte para beneficiar de su apoyo, sin correr el riesgo de ser derrotado por un voto de sanción.
Hoy en día, se está buscando este esquema. Es la razón por la cual la elección de la presidenta de la Asamblea Nacional, el 18 de julio pasado, resultó tan clave: Yael Braun-Pivet, a pesar de ser la candidata de "Juntos", logró en una tercera vuelta obtener 220 votos de los diputados contra el candidato del Nuevo Frente Popular, el comunista André Chassaigne. Pudo contar sobre el apoyo de los republicanos, haciendo aparecer la prefiguración de una alianza de centro derecho para la nominación del próximo gobierno. Gabriel Attal ocupa todavía el cargo, aunque presento su dimisión el 16 de julio pasado. Apellidos empiezan a ser citados para la sucesión: para la izquierda, la Presidenta de la isla de la Reunión, la comunista Huguette Bello. Por el lado del cetro derecha, Xavier Bertrand, el presidente de la región del norte, ex-ministro de asuntos sociales y salud de Nicolás Sarkozy. Pero todo dependerá del esquema que saldrá en el parlamento.
Las elecciones legislativas anticipadas revelaron una voluntad de los franceses es cambio: al nivel económico, el poder de compra, la lucha contra la inflación, siguen fuertes. Preocupación en materia de seguridad tanto como de desaparición gradual de una cierta identidad, fueron relevantes, Los opositores de Emmanuel Macron denuncian la situación actual afirmando que se quiso "cambiar todo para que nada cambiase". Mientras tanto, la polarización política puede seguir si los franceses no ven cambios para un país que debe contestar a desafíos tanto internamente como en el exterior.
Las tensiones generadas por los conflictos en Ucrania, en el Medio Oriente, preocupaciones sobre los temas de la proliferación nuclear, el equilibrio en la región del Pacífico, la presión islamista, tantos frentes en los cuales Francia está involucrada y expuesta, constituyen una actualidad inmediata a la cual se debe contestar con una estabilidad. Es esta realidad a la cual están confrontados Emmanuel Macron tanto como el próximo gobierno que todavía no aparece, por falta de bloque suficientemente estable en el parlamento. Más que nunca se requiere sentido de responsabilidad tanto como la capacidad en constituir coaliciones que permitan una gobernabilidad que todavía se está buscando.
Politólogo francés y especialista en temas internacionales.