En realidad, todo lo presencial es más humano y resulta más agradable, tener frente a frente a las personas, verlas en sus tres dimensiones, oír su voz, intercambiando saludos cordiales y estrechando su mano, que verlas en una pantalla en dos dimensiones y en lugar de estrechar la mano, moverla frente a la cámara diciendo hola. También, siento más humano, las conversaciones telefónicas que las videollamadas y creo que los mensajes de voz y los emojis, están restando la capacidad de expresión por escrito, pues al insertarlos reducen la habilidad de combinar en la mente, el alfabeto y la gramática, pues incluso en lugar de escribir “gracias”, insertan el emoji de las manitas.
Desde el punto de vista humano, la formación es un proceso de interrelación e intercomunicación, entre el profesor y los participantes, que además de información, datos y conocimiento, tiene la satisfacción de ver que las personas asienten comunicando con la mirada que entendieron, o levantan la mano para preguntar y profundizar en el tema que se trata. El éxito del alumno, tanto online como en la presencial depende mucho de su deseo y necesidad de aprender.
Pero no se pueden negar las siguientes características a la formación online. Gracias a la tecnología y a internet, se puede acceder a muchos cursos desde la comodidad de la casa y la flexibilidad de horarios facilita aprender y adaptar los momentos de estudio, según la disponibilidad de tiempo, principalmente para quienes combinan trabajo y estudio. Elimina las distancias para personas que viven lejos y en zonas rurales. También económicamente es más asequible que la presencial, pues se eliminan gastos y tiempo de transporte y el vestuario de como presentarse a las clases.
Sin embargo, la formación presencial es el método tradicional de enseñanza al que estamos acostumbrados, que permite la interacción directa entre profesor o el consultor con los participantes en los seminarios sobre temas empresariales. La comunicación cara a cara es muy valiosa para aclarar dudas, además de participar en conversaciones e intercambio de experiencias en tiempo real y establecer conexiones personales que promueven el desarrollo de las habilidades sociales.
Los programas de formación presenciales siguen una estructura curricular con horarios fijos, fechas de inicio específicas y una hora de inicio y finalizar, además promueve la interacción en las pausas y los almuerzos entre los participantes.
Cumplir un horario de formación presencial es más provechoso y disciplinado y mejor si se realiza en espacios de formación amplios y en entornos agradables, en los que los participantes pueden en las pauses y los almuerzos respirar aire puro y disfrutar del entorno natural.
La formación presencial fomenta la participación activa y es mejor la calidad de la interacción entre profesos y los alumnos. Las clases pueden ser más dinámicas y participativas en las que se promueve el compañerismo y la ayuda mutua y también se evita la monotonía formando varios grupos de trabajo para el análisis y solución de casos prácticos.
Y no está demás comentar que la distracción con el iPhone es mayor en las clases online, pues los participantes no sienten la supervisión del profesor. El extinto Insaforp, después de la pandemia, regreso a la formación presencial, por más efectiva y provechosa.
Principalmente, para la formación empresarial, según mi experiencia, es más efectiva la presencial, porque las empresas quieren que la inversión en tiempo y dinero, sea útil y pueda aplicarse inmediatamente en la práctica, para mejorar la calidad, la productividad y la rentabilidad, sobre todo en nuestro entorno de creciente inflación, donde la formación debe servir para mejorar, reducir costos y los desperdicios para mantenerse competitivo.
Sí, señores, lo presencial en todas nuestras actividades siempre es más humano que online.
Ingeniero.
Todo es más fácil y más sencillo con sentido común.