Standby significa conectado pero en espera. En mayo del año pasado, el Instituto de Formación Profesional, Insaforp, convocó a una reunión con las empresas de formación y los profesionales independientes, que proponían cursos abiertos para gerentes y supervisores sobre una diversidad de temas, por ejemplo, ventas, inteligencia emocional, liderazgo, gestión de la calidad, finanzas y muchos otros. El objetivo fue comunicarles, que se cerraba la vía de cursos abiertos y que todas las compras se realizarían mediante licitaciones. Fue el primer frenazo para la formación continua. Después, se publicó la disolución del Insaforp al final del 2023 y así sucedió.
Pero mi atención hoy no la quiero referir al Insaforp, que durante treinta años con las aportaciones de las empresas, incluidas las cotizaciones a la Seguridad Social, funcionó y produjo sus resultados, los que pueden comprobar en las memorias de labores.
A lo que me refiero es a la “FORMACIÓN CONTINUA”, como una estrategia nacional y empresarial para “continuar con el desarrollo de habilidades” técnicas y administrativas, para mejor aprovechamiento de los recursos e incrementar la competitividad en el área de producción, recursos humanos, compras, mercadeo, finanzas y otros, para los responsables de los procesos de producción, calidad y la administración de empresas, desde micro, Pymes y grandes empresas.
Estuve en México recientemente, y conversando con personas ligadas a la formación continua, me comentaron que ese sector sigue creciendo por el aumento de la demanda directa de las empresas.
Por razones geopolíticas, Estados Unidos está regresando empresas de China a territorios más cercanos, principalmente a México, y en el caso de nuestro entorno a Costa Rica. Para nadie, especialmente las universidades, es un secreto que las empresas tecnológicas sobrevuelan nuestro país rumbo a Costa Rica. Ninguna universidad salvadoreña está entre las diez mejores de Centroamérica y, además, gran parte de los graduados de nivel medio aspiran a emigrar, ya no solo a EEUU, sino también a Europa.
Alemania también está repatriando empresas de China y aprovecha para automatizarlas, de tal forma que para mantenerse competitivas por las diferencias salariales las robotizan. Así hay fábricas de zapatos robotizadas en las que el cliente mediante una aplicación puede diseñar sus zapatos, y en lugar de trabajar 20 personas en una línea de producción, lo realizan dos.
Volviendo a nuestro tema sobre la formación continua, según sé, y puedo no estar en lo cierto, para sobrevivir, por la falta de los ingresos que obtenían con sus cursos con el Insaforp, muchos profesionales se han pasado a la formación online. Y como las empresas se acostumbraron a que la capacitación sea sin costos, porque la consideraban incluida en las cotizaciones que siguen pagando, no están muy dispuestas a pagar el valor que la formación tiene realmente.
Pero sobre la FORMACIÓN CONTINUA, que es el centro de este artículo, debemos reflexionar sobre la importancia que tiene y sobre los cientos de miles de horas de formación continua que no se han impartido entre mayo de 2023 y el 2024, pues esa es la brecha de conocimientos que se nos ha creado para la capa gerencial, de supervisión y primera línea de producción y atención a los clientes.
Sí es cierto que el INCAF recientemente, y como primera actividad, anunció una licitación, pero sólo para el sector textil, confección, exportación y alimentos.
Señores empresarios, lo que ofrecía el Insaforp ya no está y no creo que volverá, y como al final la FORMACIÓN CONTINUA es a las empresas que les conviene, debieran preverla como inversión y además preferentemente presencial y de calidad.
Mientras más crezca la brecha de la educación de la fuerza laboral a todos los niveles, menos probable es que vengan empresas a El Salvador. ¿Está de acuerdo?
Ingeniero / pedroroque.net
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