Pensiones dignas es a lo que todos aspiramos y tenemos derecho, después de muchos años de duro trabajo y en espera de una jubilación que nos permita la calidad de vida que merecemos. Y es lo que el grupo de sindicatos que han sido invitados por el presidente Bukele para la mesa en que se está discutiendo tan delicado tema, insiste en pedir bajo dos condiciones: la primera que desaparezcan las AFP privadas, y que se cree un instituto público, en el que el gobierno maneje los ahorros de todos los trabajadores, para que todos puedan retirarse con un 70% de su salario.
Lo anterior, que suena como un cuento de hadas hecho realidad, es una demostración de que en la comisión que se ha convocado para analizar el tema de la reforma de pensiones no han invitado a representantes de las AFP ni profesionales especialistas en el tema, cuya experiencia podría demostrar la necesidad de estudios técnicos para calcular el porcentaje de las pensiones y que ha causado tanta confusión entre los salvadoreños, muchos que no han querido jubilarse y siguen laborando, ya que con la miseria que les tocaría no les alcanzaría ni para sus medicinas y menos para la cada vez más inalcanzable canasta básica.
Y hay malestar y preocupación debido a la percepción equivocada que tanto el gobierno como los sindicatos han dado a los salvadoreños. En otras palabras, han engañado al pueblo con mentiras repetidas que mucha gente ya considera verdad.
Muchos no saben, y otros olvidan, que durante los años en que existía el sistema de reparto manejando el Estado las pensiones del INPEP, ISSS y el IPFA, el mal manejo de los fondos de parte de los dirigentes, sus pésimas inversiones como la compra de un hotel de playa y las jugosas pensiones que ellos se recetaron, muchos sin haber cumplido la edad de retiro, hicieron que todo el sistema quebrara y ya no alcanzara para seguir pagando.
Cuando se crearon las AFP, el sistema cambió y cada ahorrante hoy dispone de una cuenta privada donde conoce la suma acumulada. Pero para poder pagar las pensiones de los que siguieron en el sistema de reparto, Tony Saca creó un fideicomiso FOP que sería alimentado por los Certificados de Inversión Previsional, que obligatoriamente las AFP debían comprar, para con ese dinero, el gobierno pudiera pagar a sus pensionados. La tasa de interés que se pagaría sería como del 1.5% mientras a los organismos internacionales se les pagaba hasta un 7%. Total, que los ahorrantes de las AFP estamos obligados a seguirle prestando dinero al estado para que pueda pagar sus pensiones.
Según datos actuales, el ahorro total de los cotizantes en las AFP supera los $13,203 millones, de los cuales el Estado ha tomado $7,000 millones, una deuda que difícilmente pagará, y que solo en 2021 aumentó en $253 millones. ¿Podrá pagar algún día? Eso permitiría que las pensiones de las AFP fueran mayores, pero si se realiza la nacionalización de las pensiones y el estado se queda con todos los fondos privados, automáticamente desaparece su deuda con las AFP. Según opinión de economistas, con esto no se aliviaría la problemática situación del país ya que con estos fondos únicamente el gobierno alcanzaría a pagar pensiones por unos pocos años.
Es un panorama oscuro y poco alentador para los futuros pensionados, especialmente los maestros cuyos sueldos no les permiten tener una pensión digna. Sería muy conveniente que se tomara en cuenta la opinión de economistas y profesionales con experiencia para hacer una reforma de pensiones que beneficie al pueblo. Y que los salvadoreños acepten que la edad de jubilación en nuestro país de 55 años para mujeres y 60 para hombres es una de las razones de las bajas pensiones. En el mundo entero, países del Primer Mundo han llegado a aumentar la edad hasta los 70 años, edad a la que muchos salvadoreños pueden seguir trabajando, como lo hacen después de jubilarse.
Maestra.