El documental “A Ilha dos Gigantes” (“La Isla de los gigantes“) relata la extraña y masiva migración de los tiburones gigantes a las “Islas Azores” situadas en las aguas del Atlántico Norte, pertenecientes a Portugal. Las colosales bestias emigran porque en cierta época del año millardos de atunes llegan a las islas. El fenómeno es parte de la supervivencia de estas nobles bestias que se protegen unos a otros. En cambio, recientemente estremeció al mundo el hallazgo en Texas de un trailer lleno de emigrantes, abandonado por traficantes donde 53 de ellos cautivos, fallecieron de sed, asfixia y calor. El doloroso episodio refleja la tragedia humana de la migración, en manos de tratantes asesinos, llevando a ilegales que huyen en busca de supervivencia y porvenir. “El Hombre es la única criatura del reino animal que se destruye a sí mismo”, concluyen los naturalistas. Las guerras, el hambre y la falta de un promisorio porvenir, son factores desencadenantes del drama de las actuales migraciones mundiales, de una civilización que se desploma en medio de su “gloria” y “poderío.” Al contrario de los colosos tiburones que migran a las Azores, el migrante humano huye de su propio planeta, sin otra tierra alternativa que un incierto, inhumano y a veces mortal destino.
Tiburones gigantes emigrando a las Azores y la migrante víctima humana
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