Macabra escena de un apocalipsis nuclear: Sobre escombros de ciudades, abandonados pertrechos de guerra; cadáveres vivientes o pudriéndose en el humus; agonizantes hordas hambrientas después del cataclismo… Y sobre todo aquello: millardos de ratas, cucarachas, gusanos e insectos rastreros. Ello porque esas detestables criaturas son inmunes a la radiactividad debido -según naturalistas y geólogos- a que el planeta ya ha sufrido en épocas antediluvianas innumerables lluvias radiactivas y tormentas solares, provocando en su evolución resistencia e inmunidad a la mortal radiación. ¿Está la actual Humanidad condenada a dejar tras de sí un sombrío infierno, donde antes hubo -o pudo haber- un paraíso verde y florecido, alumbrado por la paz y el amor inteligente? Los espías de guerra del pasado siglo llevaban consigo una cápsula de cianuro para ingerir en caso de ser capturados por el enemigo y de esa manera no poder delatar a los suyos. Cada imperio, por igual, lleva consigo un arsenal nuclear para destruir o morir sobre su gloria fugaz. La actual carrera armamentista amenaza el futuro de las humanidades del mañana ante la ceguera, ignorancia y sed de poder y dominio. Lo que enloquece a los jerarcas de esta suicida civilización al borde del colapso y del Apocalipsis. ¿Seremos los próximos y últimos dinosaurios de la Historia Natural?
Ratas y cucarachas sobrevivirían al holocausto nuclear
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