Me explicó una amiga que estudió Metafísica -la parte de la filosofía que trata del ser, de sus principios, sus propiedades y sus causas- que todo funciona y se fundamenta en las “Siete Reglas Básicas de la Metafísica”. Por otra parte, esta semana escuché una charla en video, en la que un joven sacerdote explica cómo la Religión Católica entiende la metafísica y asegura que son complementarias, porque cada una por su lado busca y encuentra la verdad y en el fondo no se contradicen.
Para este artículo estudie con atención la ley que explica que "todo antes de ser, debió haber sido imaginado y pensado cómo hacerlo. Y la que enseña, que todo en nuestro mundo es “dual”. Hay un arriba y un abajo, un antes y un después, un adentro y un afuera, lo bueno y lo malo, un polo positivo y uno negativo, el ártico y el antártico, nacemos de un hombre y una mujer, e incluso es dual o binaria, la base de los sistemas informáticos por muy sofisticados y complejos que sean.
Además me explicó que todo lo que se da se recibe y lo que se recibe se da, no siempre en el mismo momento, en el mismo lugar ni por la misma personas… En conclusión me advirtió que nadie se va de este mundo sin haber recibido la felicidad que procuró a otras personas, y también, él o sus seres queridos, la infelicidad y sufrimientos que provocó en otros.
Pero más con los pies sobre la tierra y siguiendo la advertencia del sabio refranero, seguro que conoce el que dice: “A partir de los cincuenta el cuerpo empieza a pasar facturas”. ¿Cuáles facturas? Las de los médicos y las medicinas.
Y volviendo a lo “dual", el antes y el después, la juventud y la madurez, resulta que los excesos, desarreglos y lesiones de la juventud, en su momento inadvertidas, aparecen como dolencias y malestares a partir de los cincuenta: se reduce la producción de testosterona, empiezan los síntomas de enfermedades cardiovasculares, estadísticamente, es la edad de los infartos, es más difícil eliminar la grasa y si no se hace ejercicio se engorda y sube de peso, aparecen várices y empiezan los problemas de memoria: ¿Dónde dejé las llaves? ¿Cómo se llama esa persona? ¿A qué vine al garaje?… Empiezan a interesar los multivitamínicos con ginseng y si somos pro alcohol, el hígado y el páncreas empiezan a quejarse, el sistema digestivo reacciona con reflujo, agruras y hasta gastritis. Aparecen dolores de espalda, rodillas, pies, cintura, el cuello y otros malestares en la salud física. Y si ejerció y ejerce cargos administrativos en los que tomó buenas y malas decisiones, de las buena se siente orgulloso porque fueron útiles, y de las malas empiezan los remordimientos que le pueden producir insomnio y para dormir toma somníferos o un par de buenos tragos antes de acostarse.
Sabiendo que todo es dual y lo que se da se recibe, no importa en que nos ocupamos en el ámbito personal, profesional, familiar, empresarial o en el desempeño de los cargos más o menos importantes, para que en los años futuros nos venga más bien que mal, hagamos como dice el refrán, “El bien sin mirar a quién”, pues de lo contrario y como le dijo Jesús a uno de sus discípulos que en cierta ocasión frente a una supuesta amenaza tomó su espada: “El que a hierro mata a hierro muere”.
Y ya frente a la Semana Santa, disfrutémosla sanamente con la familia. Si es cristiano, participe en alguna de las celebraciones religiosas y cuídese de cualquier conflicto con las autoridades, pues aunque no somos delincuentes, de acuerdo o no con el estado de excepción, las restricciones hay que respetarlas.