La literatura sobre el comportamiento y la conducta humana tipifica dos grandes categorías: innatas y aprendidas; algunos autores fragmentan más el análisis añadiendo conductas Sociales, emocionales, involuntarias, apetitivas y agresivas.
Muchos autores destacados como Oliveros, C. E. C. (2003), Davis, K., Newstrom, J. W., & Agea, A. E. (2003) o Newstrom, J. W. (2007), han publicado profundos artículos centrados el comportamiento humano en el trabajo; y no hay mayor bibliografía sobre otros ámbitos.
En artículos previos hemos publicado las relaciones, diferencias y similitudes entre “comportamiento” y “conductas”; explicando las razones etimológicas así como los hilos conductores entre los conceptos asociados al nivel de consciencia.
En este contexto, desde hace unos cinco años en el Centro Universitario de Neurociencia creamos la línea de investigación sobre “Ciencias del comportamiento Humano”, la cual desde la psicología social y clínica, desde la sociología y la antropología, intenta dar explicaciones sobre nuestro comportamiento y conductas. Tomamos como base teórica los trabajos de Martín-Baró, Albert Ellis, Kurt Lewin y Mel Levine, y comenzamos a realizar diversos ejercicios científicos, encuestas con preguntas difíciles y experimentos sociales.
Un punto de partida importante, y a la vez aporte de nuestro trabajo es la “taxonomía de comportamientos”; hemos identificado siete escenarios del comportamiento -3 grupales, 3 individuales y uno mixto- los cuales pueden o no tener relación entre sí. Las categorías son:
Grupal menor: Se trata de conductas relajadas y enmarcadas en los valores y creencias compartidas en un segmento o grupo familiar, comunitario, cultural, religioso, deportivo o por otras afinidades; son acciones que se desarrollan en grupos cerrados o limitados;
Grupal masa: Es el comportamiento colectivo y emocional con pérdida de identidad individual; muy estudiado en escenarios tales como conciertos, estadios, etcétera;
Grupal fractal: Son conductas colectivas no organizadas que en determinados momentos se pueden unificar o antagonizar, dependiendo de las circunstancias; un ejemplo típico son las reacciones asociadas al tráfico vehicular;
Individual público: Mediado por la personalidad, temperamento y normas convencionales, y expresado en la cotidianidad a través de las relaciones casuales entre los individuos sin ambages;
Individual privado: Representa las convicciones íntimas, los sistemas ideológicos y axiológicos, y no siempre es expresado en las conductas públicas, más bien se reduce a ideas y acciones que se desarrollan en el ámbito de lo intrínseco, y se puede expresar en relaciones con su pareja, amistades muy cercanas o hábitos personales;
Condiciones cognitivas atípicas: Personas que poseen una condición neurológica diferente a los neurotípicos, por ejemplo Trastorno del Espectro Autista (TEA); o también personas que sufren alguna condición patológica (TOC, Esquizofrenia, Paranoia, etc.);
Pensamiento religioso: Este tipo de comportamiento está mediado por las relaciones con lo trascendente, mítico y mágico; a veces puede incluir éxtasis, visiones, glosolalia y trastornos mística. Puede tener una connotación individual o grupal.
Páramo Morales, D. (2017) en “Cultura y comportamiento humano” nos propone varias ideas importantes, entre ellas: La cultura como reguladora y administradora de la conducta; los procesos de aceptación y rechazo de comportamientos, sus castigos y recompensas; las normas de comportamiento aceptadas; los patrones ejemplarizantes en el disciplimaniento social; los arquetipos y el inconsciente colectivo; entre otros fenómenos importantes que influyen y determinan el comportamiento.
Hemos señalado también que el comportamiento humano está condicionado y determinado -en un orden lineal- por los aspectos genotípicos heredados, por las prácticas de crianza en la familia, por la religión, por los sistemas educativos, por la sociedad educadora, que al final desembocan en tres importantes sistemas: 1) Ideología; 2) cosmovisión; y 3) axiología.
Finalmente, existe un profundo debate en las neurociencias sobre las bases biológicas del comportamiento humano, algo que ha ido aclarándose pero aún es terreno en disputa científica. Todo comenzó en 1878 con el aporte de Paul Broca y el concepto “límbico”. En la década del treinta, James Papez, fue uno de los primeros en hablar del Sistema Límbico (SL), postulando el circuito de la expresión emocional. Más adelante, en la década del cincuenta, Paul MacLean planteó una organización jerárquica del cerebro, llamado el «Cerebro de Truino», compuesto por tressectores: un «cerebro protoreptiliano» vegetativo o instintivo, formado por el tronco encefálico, el cerebelo y el tálamo, con funciones comportamentales inherentes a la supervivencia (por ejemplo, comportamientos instintivos de establecimiento de territorio, busca de refugio, caza, apareamiento); un «cerebro emocional» o paleomamífero, que correspondería al SL y un tercer sector, el de los neomamíferos formado por estructuras neocorticales. Hoy la neurociencia y la genómica con sus avances nos propone la importancia de los cuatro neurotransmisores que influyen en la conducta y el comportamiento: La dopamina, endorfina, serotonina, y oxitocina.
Dopamina: genera placer y recompensa. Se libera al alcanzar metas, completar tareas o disfrutar de actividades.Endorfina: se relaciona con el bienestar y el alivio del dolor. Se libera al hacer ejercicio, reírse, practicar hobbies y dormir bien. Serotonina: relacionado con el estado de ánimo y las emociones. Se relaciona con el bienestar y la regulación del sueño. Oxitocina: se la asocia con vínculos emocionales,relacionada con la generosidad, la confianza, los sentimientos de amor y de empatía, la excitación sexual y reduce el estrés.
Nuestra mirada cotidiana sobre las conductas y el comportamiento suele ser muy “automática y simplista”; detrás de cada decisión, dilema, idea o acción hay un entramado muy complejo, demasiado complejo, y en la medida que comprendemos su arquitectura podemos descifrar por qué la gente piensa y actúa de determinado modo, y esa es justamente nuestra tarea…
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Investigador Educativo/opicardo@uoc.edu