“El diálogo por la paz: una urgencia de nuestro tiempo” expresó su santidad Joannes Paulus I. Al parecer la Humanidad aún no ha encontrado la gracia luminosa del amor universal, mediante la convivencia salvadora de sí misma y del Orbe. El mundo se encuentra dividido porque hemos olvidado el principio divino de unidad, dentro del Uno Absoluto. Porque -aunque unos seamos negros, azules, amarilos, rojos o blancos- todos constituimos una misma especie de la Creación, ya cósmica o divina. Nuestra existencia es la manifestación de la mente y milagro universal. Por eso nos renovamos como el verde follaje del árbol de la vida, para que ésta y el ser absoluto se continúen en el tiempo y sobrevivan. Cada especie es una alternativa para el triunfo de la Creación y cada ser humano para su elevación y ascensión. Se discuten intereses geo-político-económicos de una suicida guerra nuclear. No así las nefastas y apocalípticas consecuencias de la misma. Y en vez de negociar con ideas y propósitos de luz: “ganar-ganar”, se dialoga con las armas, la mentira y el terrorismo de guerra. De esa manera -en vez de elegir la vida- elegimos la muerte y las tinieblas y no el nuevo amanecer de nuestra Historia Natural. La idea sólo es la representación mental del objeto, no el objeto mismo. Por igual, la aspiración de un mundo mejor, libre y de todos, no es solamente proyecto o ideal, sino su posible y feliz realización.
Pacto Mundial de Paz: una urgencia para la vida y el porvenir
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