Esta es la historia de un viviente espantapájaros que -a pesar de estar en un imaginario paraíso- siempre lo perdía, de la misma forma que los hombres suelen perderlo en la tierra. Todo da inicio cuando perdemos el camino de vuelta a casa; es decir de vuelta al amor, la tierra maravillosa perdida en tus llanuras interiores. Todo inicia en un episodio, digamos real: Cuando niño me perdí en un extenso valle de cultivos y fue cuando le encontré al medio de los maizales. “¿Qué buscas?” –preguntó el espanta-nubes. “Vuelvo a casa, pero he perdido el camino y no sé a dónde ir” -le respondí. Después de un instante, el espantajo de paja señaló con su mano hacia mi corazón. “Allí está el camino” dijo. Es decir, el camino a mí mismo paraíso interior. Pasé la noche bajo la sombra mágica de la aparición de palma y fue cuando me contó historias de la felicidad. Algunas que narraré a continuación. Éste es el comienzo de un cuento mitad ficción, mitad realidad; es decir, la fábula de la realidad o la realidad de una fábula. Trata sobre los buscadores de la felicidad y cada quien encontrará acaso en ella su propia historia y verdad no revelada. Espero sigan conmigo al través de las páginas siguientes esta leyenda, basada en el legendario y emblemático personaje del espantapájaros rural, siempre presente en los sembradíos del mundo y en el alma humana. Este espantapájaros sin paraíso relata, pues, la búsqueda de la felicidad, representada en la figura alegórica del espantacuervos común, que en mi historia es el celador de un imaginado reino. Al final no sé si su leyenda sea la mía o la tuya. Espero emprendas conmigo este viaje interior a la tierra del eterno verdor. (I) De: “La Vida es Cuento” © C. Balaguer
Buscando el camino a casa
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