Como el caso de un espía que fue atrapado en la defensiva “espuma de jabón”, sin poder distinguir nada a su alrededor, ni su propia salida, así estamos muchos en la vida, aturdidos en la burbuja de nuestra misma confusión mental o espiritual. Los laboratorios de ingeniería policíaca diseñaron hace unos años una substancia similar a la espuma de jabón, que aumentaba su volumen más de 60 veces y duraba en ese estado, por más de ¡doce horas! El expansivo componente químico fue creado a fin de utilizarlo como arma defensiva. Basándose en este peculiar elemento, fue producida la llamada “alarma espumosa”, consistente en un dispositivo arrojando grandes cantidades de tal goma espumosa, a fin de envolver a la persona que invadiera espacios privados o secretos. Así, espías o ladrones que entrasen a áreas prohibidas serían presas de esta substancia, a fin de lograr atraparlos y no cumplir su cometido. La envolvente substancia aumentaba su volumen, durante muchas horas en ese estado, manteniendo mientras tanto inactivo al espía, ladrón o invasor. ¿Se asemeja -repetimos- ese sistema inmovilizador al de nuestra perturbada civilización, atrapada en su misma “espuma” de confusión mental y espiritual?
El espía atrapado en la espuma de jabón (I)
.