Hablando de fantasmas hay muchos que aterrorizan, como los fantasmas que ve el asesino y comprende que él es uno más, surgiendo del espejismo del miedo, el odio o la locura. Cuando descubre que el ser más solo y triste de la tierra es él mismo. Estos son espectros de la muerte y las tinieblas. Mismos que cubren de sangre y lágrimas ciudades y campos de guerra. En cambio, hay otros fantasmas que enamoran y hechizan, como el a veces irreal ser amado de nuestra primera ilusión de amor. Otros son el fantasma del cambio, miedo que siente una persona o sociedad de cambiar, al grado de preferir continuar en la esclavitud que en la libertad. Es natural y a veces divertido coleccionar fantasmas, pero cuesta caro. Los fantasmas hacen más daño que bien. Sólo se deben perdonar aquellos que nos sirven de muros y nos protegen. En fin, nuestra vida tiene diversos fantasmas: miedo a perder, a fracasar, no ser feliz, ser libre... Los fantasmas se dividen entre: reales e irreales. Los que se ven y los que no se ven. Al final de nuestra vida, los que causan daño son los irreales y difíciles de combatir. Al final causaron más daño, los fantasmas imaginarios que los reales. Algo que nos puede ayudar a los coleccionistas.
Fantasmas del odio, la muerte y las tinieblas
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