El árbol no muere; solo cambia de hojas; de lugar. Así la vida continúa más allá de la muerte en el grandioso enigma de la Creación universal. La resurrección de Jesús es un claro símbolo de ello. “De cierto, de cierto te digo -dijo al alba Jesús al príncipe Nicodemo- que el que no naciere otra vez, no podrá ver el reino de Dios.” “Pero, ¿cómo podrá el hombre nacer siendo viejo? -preguntó Nicodemo. ¿Es que puede entrar otra vez en el vientre de su madre y renacer?” Jesús le repitió lo mismo. Que el hombre que en vida no renaciera no podría llegar a ver el reino de Dios; la plenitud y esplendor de la existencia y el ser. A veces se muere en vida. De ahí que existan los llamados "muertos en vida". Calificativo con que se designa a la persona sin amor, aliento, ilusiones, fuerza ni entusiasmo de vivir. Hay golpes duros en nuestro viaje que nos hacen morir un poco interiormente, aunque por fuera parezcamos sanos y a existiendo a plenitud. Diría que a diario encontramos cadáveres ambulantes por la calle. Muchos de ellos renacerán felizmente. Otros, tristemente, se borrarán en las solas avenidas del mundo…
Renacer a la vida
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