El niño “perverso” y travieso del comics “Calvin y Hobbes” dice al inseparable e imaginario amigo -su animado tigre de peluche- mientras admiran el universo una noche estelar: “Esa nube de estrellas es nuestra galaxia, la Vía Láctea. Nuestro sistema solar está al borde. Nos lanzamos a través de una oscuridad incomprensible. En términos cósmicos, somos partículas subatómicas en un grano de arena de una playa infinita…”. Por su parte, el célebre magnate y empresario futurista sudafricano Elon Reeve Musk, mira también a las estrellas, esperando llegar con sus naves de luz a otros mundos habitables. Allá donde nuestra especie pueda migrar hacia un nuevo amanecer de la historia y del alma humana. Fundador del automóvil solar “Tesla” y de “SpaceX” en la conquista espacial, también espera contribuir -mediante la Inteligencia Artificial- a la rehabilitación de personas inválidas. Ello en cuanto a movilidad, habla y otras funciones vitales, con los “chips” implantados en el universo de nuestra mente. Este admirable escriba de una nueva era tecnológica, también habrá de mirar hacia otro universo estelar: el alma humana. Además de sus ansias de llegar al infinito ¿Habrá de llegar al corazón del Hombre? ¿Será partícipe de un nuevo orden de paz, progreso y humanismo que está por surgir en nuestro Planeta Vida?
Elon Musk y “Calvin y Hobbes” mirando las estrellas
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