La fealdad interior -pese a lo que se cree- es la más difícil de ocultar y cambiar. El joven “K”, de 20 años, retardado mental, llegó al hospital del doctor Eward Sterling, creyéndose una especie de monstruo o bestia humana. Llegaba al centro con el fin de someterse a un tratamiento de reconstrucción física y facial. El doctor Sterling -creador de un programa de rehabilitación- basaba su obra, en la siguiente teoría: “El mundo tolera que no seamos inteligentes, pero no tolera que parezcamos raros o con “cierta deformidad." El tratamiento que le dieron al joven “K” -retrasado mental de nacimiento- llevaba el fin de mejorar el aspecto de su rostro: le habían corregido orejas, modificado labios y le habían injertado los dientes. Ya con el nuevo rostro, el paciente estaba en condiciones de integrarse a la vida social y no ser rechazado. Recordemos que el mundo tolera nuestra estupidez, pero rechaza nuestra deformidad física. Sobre todo, en una sociedad que basa sus valores en lo superficial, exterior y aparente, olvidándose de la fealdad interior o la belleza interior. (I)
Médico reconstruye y modifica monstruos
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