“Estoy a favor de acercar el arte a los jóvenes -de cualquier manera que sea- y así alejarlos de la violencia y la muerte mental” expresó cierta vez el connotado director teatral Roberto Salomón. Se impulsaba en el país un plan cultural para orientar el llamado “arte urbano” contra la violencia y alienación racial. Tanto el arte popular juvenil del “grafiti”, el “breakdance”, el “hip-hop” –entre otras manifestaciones— han sido un medio de protesta de una juventud, asediada por el drama y decadencia social de nuestro tiempo. El “Grafiti” –o arte de los muros—fue una tendencia importada de la alienación anti racial, que inducía la conducta de los jóvenes a la violencia contestataria, la protesta y el auto exterminio pandilleril. Las murallas urbanas mostraron imágenes de caos, muerte y satanismo. En un grafitis se leía “pure hate” (“puro odio”), incitando al odio racial. Renovar el grafiti a una expresión popular de esperanza y vida- es lo que, al parecer, se pretendió implementar en zonas urbanas de alto riesgo. Esto mediante programas culturales y artísticos que coadyuvaran a la pacificación social y al despertar mental y espiritual de nuestras generaciones perdidas. Esperando un día más para inspira el arte de la paz en nuestro ser.
“Grafiti” urbano: del caos a la esperanza
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