Más de lo que nos llevamos de la vida es lo hermoso que dejamos tras nuestros pasos. Y eso no tiene precio. El último lienzo de célebre pintor Diego de Rivera detiene una vez más en la historia de la plástica universal la eternidad de la belleza. Un biógrafo describe el hecho: “En 1956 Diego Rivera recibe a Silvia Pinal en su estudio de San Ángel para pintar su retrato. Preocupada por el costo del cuadro, Diego le dice que no le cobrará, a lo que Silvia por vergüenza se niega. Entonces Diego le dice: ‘O no le cobro, o le cobro muy caro’, por lo que Silvia finalmente accede y toma el cuadro como regalo. Desde ese momento nació una amistad y admiración mutua. Rivera firmó la pintura el 3 de noviembre y justo un año después moriría. Actualmente la pintura de Silvia Pinal está valuada en 60 millones de pesos y se encuentra en la casa de la actríz.” Sólo nos resta decir sobre esta leyenda del arte: Gracias gran maestro por tus huellas inmortales. En el divino sueño lo único que te llevas de la vida es lo que dejas a la vida: un árbol frutecido en el camino; un dulce recuerdo de amor; un cantar en el silencio; o en un lienzo al óleo la eternidad de la belleza.
Diego Rivera, su último lienzo: eternidad de la belleza
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