Otra leyenda del “Mare Nostrum” que me diera el Señor del Sueño -escrita en piel de delfín- es la de “Cernícalos del Mar”. Aquellos que vienen y se van, según la estación. Como se van los navíos y emigrantes de la vida. Relata la leyenda de Azores, un joven que vino del mar. Como vienen los sueños, los barcos y leyendas. Transportaba emigrantes. “Nadie va a sospechar de un niño, dijo Sibila, la vieja agorera del puerto. Debe ser un tratante de expatriados.” El joven llamado Azores se iba a trabajar al mar en un buque carguero. Sus viajes eran duraderos. Como todos los sueños. Eternos, oceánicos, casi humanos. “Ese joven que vino del mar va a ser un hombre importante –dijo la adivina a su hija, la hermosa Magila. Tiene la mirada de los seres del mar. Seguramente trabaja con traficantes de emigrantes. Sácale la información. Tú eres bella y candorosa. Se enamorará de ti, como todo marino. Cuéntale tus anhelos. Dile que quieres viajar y conocer ciudades lejanas. La mujer ungida puede abrir el corazón de los hombres y sacar de allí la verdad o los deseos más profundos. ¡Abre su corazón de sal! Si delatas al chico, Sibila tendrá dinero para sobrevivir el verano.” “Me siento una carnada Sibila –dijo la joven. Yo sólo sé de sueños e historias porque tú no me dejaste despertar. Ellos quieren oír mujeres, no peces” “Mi niña del mar, tú eres también del piélago: naciste durante un viaje, mi bella del viento. (XV) De “Falcón Peregrini” Leyendas del mar. ©C.B.
El amor que vino del mar
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