“Mirando a Gaza, parece que los cuatro jinetes (del Apocalipsis) de la guerra, el hambre, la conquista y la muerte galopan sobre ella” expresó recientemente Antonio Guterres, Secretario General de la ONU. No obstante, cualquier veto a la paz del Consejo de Seguridad de la misma -así como la neutralidad de la Corte Internacional de Justicia- es un voto a la actual limpieza racial en ciernes. Esto, al declarar la C.I.J. solamente “medidas cautelares” ante un “probable” genocidio, cuando el mismo está consumado. Como diría el célebre cómico “Chespirito”: “¡Y ahora…! ¡¿Quién podrá salvarnos?!" “Guerras -justifican historiadores- ha habido siempre.” La diferencia es que las armas actuales son más mortales que nunca. El actual arsenal nuclear -por ejemplo- sobrepasa las 12.512 ojivas de las cuales algunas ya apuntan a varias regiones del Orbe. La Inteligencia Artificial -y su programación- representa un nuevo y letal peligro para la Humanidad: máquinas contra el ser humano. ¿Suicidio? ¿Locura? ¿Anticientífico odio racial? ¿Ciega ambición al poder económico y político? El sigo XXI inicia con un inhumano, inmoral y profano holocausto en Medio Oriente. Ello ante la indiferencia mundial del cementerio palestino, donde deambulan bajo la nueva arma del Hambre miles de víctimas inocentes. ¿Culmen de la gloria humana y su evolución? Entre tanto, el nefasto galope de los apocalípticos jinetes se escucha en el horizonte, tal lo dijera el buen Secretario Guterres.
Veto a la paz es un voto a la muerte
.