Ante la siniestra limpieza racial del siglo en Medio Oriente, Aaron Bushnell -miembro activo de la Fuerza Aérea estadounidense- en un estremecedor acto de protesta del "holocausto" en ciernes, se prendió fuego el domingo 25 de febrero 2024 frente a la embajada de Israel en Washington. Falleció al día siguiente por sus quemaduras y heridas. “¡No seré cómplice del genocidio!” -gritó al inmolarse- para que su voz se elevara a los confines del alma humana. Ya que las denuncias, quejas y protestas mundiales no logran penetrar los muros de las cortes internacionales de justicia ni de los parciales consejos de guerra de Naciones Unidas. El arma final que castiga y condena a las vidas palestinas en fuga es la hambruna. Se han cortado los suministros externos de alimentos y de salud hacia los últimos reductos de refugiados que huyen del infierno de los bombardeos. Bajo los escombros de ciudades quedan las almas de casi 30 mil víctimas: niños, ancianos, mujeres y tantos inocentes del sacrificio de la paz. La orden que estableciera Naciones Unidas 75 años atrás, de establecer dos naciones soberanas en la ancestral Palestina -luego del genocidio nazi- nunca fue cumplida. El drama divino de la vida es profanado por la especie que más daño se ha causado a sí misma: la humana. Sin entender que todos provenimos del mismo milagro de la Creación en los procesos de la evolución natural. ¡Réquiem a la paz y al soldado en llamas de la Historia!
¡Réquiem a la paz y al soldado en llamas de la Historia!
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