Androides de la civilización informática: Una inmensa multitud sin voluntad tiene un cerebro común, difundido en los medios radiales, escritos, digitales, televisivos y satelitales. Algunos difunden la verdad, en tanto otros la mentira como semilla del caos. La mentira -recordemos- es la causante -entre otras cosas- de conspiración, fraudes, guerras, presentando una misma falsa y doble moral, pseudo valores y artificios. (De regir la verdad no habría guerras, reza el humanismo científico). Esta indoctrinación subliminal que se imparte a las masas -mediante persuasivos mensajes de consumo, mercadeo, manipulación política, social y racial- conduce a estos extraños androides de la civilización a la deriva. Ellos, los extraños hombres sin criterio; mutantes sin identidad ni credo; actores de un implantado guión de servilismo, obediencia y enajenación. En ese desolado escenario de seres alienados -buscando a tientas su destino y la felicidad- más de alguno de estos desdichados ignorantes de sí mismos, escapa de la aturdida multitud. Entonces su criterio se individualiza, se ve al espejo, caen los velos del ensueño y se desengaña. Entonces ve ante él, el primer asomo de sí mismo y de la realidad que le circunda. Es cuando trata de huir de la misma multitud acéfala, a fin de recuperar su identidad original, humana y divina. En algún lugar de la vida tornará a ser él. Uno más de aquellos que vuelven a recordarse a sí mismos y la realidad existencial que les rodea.
Androide de la civilización informática
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