Hubo en la antigüedad una clase de marinos que tenían el arte de escuchar el porvenir, interpretando los ecos, rumores y voces del mar. Estos hombres llamados “escuchas del mar”, según las leyendas druidas, se iban a la orilla del océano para “escuchar” el futuro. Estos costeños adivinos lograban entender los rumores del océano y predecir las tormentas o días de bonanza que vendrían. Los modernos “escuchas” del universo son en la actualidad los astrónomos encargados de detectar, mediante sofisticadas antenas y radares, toda señal que provenga del éter infinito, ya sea en ondas de radio o en pulsaciones de estrellas lejanas. Aseguran escuchar cosas desconcertantes, o recibir extraños alfabetos de incomprensible significado, como lo fueron los códices mayas. En fin, siempre la humanidad ha querido escuchar y predecir el futuro como los distantes druidas, magos del mar y las tormentas…
Igualmente pienso en esos “escuchas del mar” de la virtual y cruenta civilización moderna, que pueden escuchar las voces lejanas del universo, pero no la voz y el latir del alma humana.
Leyenda de los “escuchas del mar”
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