He aquí un espiritual milagro de “Terpsícore”, musa de la danza y del canto coral en la mitología griega: La virtuosa bailarina española de ballet de hace medio siglo Marta C. Gonzales cayó -ya anciana- víctima del olvido a causa del alzheimer. Enfermedad que le arrebató su acariciado y luminoso ayer. No obstante -al escuchar una grabación de “El Lago de los Cisnes” de Tchaikovsky -gracias a un piadoso admirador- su alma pareció despertar y comenzó a recordar los movimientos corporales y la pasión de su ya olvidado arte. Entonces -como un blanco cisne que renace desde las sombras del tiempo y la memoria- empezó a danzar desde su silla de ruedas, alzando un imaginario y conmovedor vuelo a las alturas del dorado y ya borrado sueño del ayer. Difundido en las redes, este caso ha conmovido y arrancado lágrimas. La magia milagrosa de la música le devolvió la dicha espiritual de su pasado artístico. La musicoterapia, como sabemos, estimula cambios positivos en lo cognitivo, emocional y conductual de las personas, incluyendo la memoria. Actuando sobre el hipotálamo la música activa las áreas de recompensa y placer de nuestra mente, estimula los sentidos, aumenta la creatividad, la comunicación, el lenguaje y el razonamiento. Pero sobre todo despierta en nuestra alma su grato y universal milagro.
La música devuelve el ayer a una virtuosa danzarina
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