Historias que importan, gracias a lectores como tú

El periodismo que hacemos requiere tiempo, esfuerzo y pasión. Cada reportaje es para mantener informado y contar historias que marcan la diferencia

Sucríbete y obtén acceso a contenido exclusivo

  
Suscribirme
EPAPER Donald Trump|Miss Universo|Diáspora salvadoreña|Pensiones|Torneo Apertura 2024

No se muere al soñar

.

Por Carlos Balaguer |

Los que estudian los sueños y su significado, en relación con la mente y la vida de la persona, afirman que en los sueños no existe la muerte. Según ellos, son la puerta de entrada al inconsciente. La misma dimensión de la mente humana (el océano y el desierto interior) donde están enterrados todos los tesoros y el secreto de la felicidad. Es por tanto explicable que –dentro de un sueño que nos inspira y hace vivir—no exista la muerte. Porque todo allí resume vida, esplendor, deseo, ilusión, fe en el futuro. No pueden morir los hombres que hicieron suya la vida, un sueño, un propósito, un ideal de luz. Solamente desaparecen como la niebla sobre el mar o como los astros de un instante en la galaxia. Igual a las florecitas de “marga” (“camino”) en sánscrito, que es de donde proviene precisamente la palabra “margarita”, flores silvestres que surgen al lado del camino. “Nunca he soñado” me dijo cierta vez un espectador de la audiencia. “Debe ser una persona práctica, objetiva, pragmática, realista o algo así”, me dije. Pero la verdad era más dolorosa: no creía en ellos. “Sueños, sueños son”—dijo con sorna. Luego le vi partir. Sin sueños. Sin estrellas. En el camino duro y silente de la fría realidad.

KEYWORDS

Filosofía Opinión

Patrocinado por Taboola

Inicio de sesión

Inicia sesión con tus redes sociales o ingresa tu correo electrónico.

Iniciar sesión

Hola,

Bienvenido a elsalvador.com, nos alegra que estés de nuevo vistándonos

Utilizamos cookies para asegurarte la mejor experiencia
Cookies y política de privacidad