En el contexto de la migración forzada y la movilidad humana en Centroamérica, las comunidades fronterizas juegan un rol fundamental. El hermanamiento entre municipios de zonas limítrofes, como el reciente acuerdo entre Santa Ana Oeste, El Salvador, y Santa Catarina Mita, Guatemala, no solo refuerza los lazos de cooperación, sino que es un paso crucial para garantizar el acceso a los derechos humanos de las personas migrantes y desplazadas, particularmente en lo que respecta a la protección internacional y el acceso al asilo.
Dentro del “ciclo de movilidad”, los pueblos fronterizos deben desempeñar un papel proactivo para garantizar que las personas migrantes, especialmente aquellas en tránsito o que huyen de la violencia y la persecución, puedan acceder a procedimientos de asilo. Este acceso al asilo debe estar garantizado por mecanismos ágiles, justos y efectivos, donde los gobiernos locales sean los principales actores en la facilitación de este derecho. Al hermanar comunidades fronterizas, se logra fortalecer los canales institucionales necesarios para que las familias en tránsito encuentren refugio seguro y se protejan de los peligros inherentes a la migración irregular, como la explotación, el secuestro y la extorsión.
Protección y asilo en comunidades fronterizas
Una de las principales ventajas de establecer acciones de hermanamiento fronterizo entre municipios es que estas iniciativas permiten adelantarse a los riesgos que enfrentan las personas migrantes en su trayecto. Las regiones fronterizas suelen ser escenarios de vulnerabilidad donde las personas se ven expuestas a redes de tráfico y explotación. En este sentido, los acuerdos entre municipalidades, como el recientemente firmado, buscan prevenir estas situaciones mediante la creación de mecanismos seguros de acceso al asilo y a la protección internacional.
Es vital que los gobiernos locales en estas áreas se involucren de manera activa en agilizar los procedimientos que permiten a las personas migrantes regularizar su situación y acceder a protección internacional cuando lo necesiten. La implementación de oficinas locales de asistencia a personas migrantes, en colaboración con organismos internacionales como el ACNUR, facilita que quienes huyen de la persecución, la violencia o la pobreza extrema encuentren alternativas de refugio, empleo y estabilidad en su trayecto o destino final.
El rol de ACNUR y el SICA en la integración regional
El **Bureau de las Américas del ACNUR** ha reconocido la importancia de apoyar estas acciones de hermanamiento entre municipios fronterizos, entendiendo que es una estrategia clave para fortalecer la protección internacional de las personas migrantes y desplazadas. Al asegurar que las municipalidades fronterizas trabajen juntas, se refuerza una red de apoyo que no solo provee seguridad y asistencia, sino que también contribuye al desarrollo económico local.
El Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), por su parte, ha impulsado una agenda que promueve el desarrollo regional desde la visión de la Economía Social y Solidaria y el Modelo Empresarial Cooperativo, enfocado en la inserción laboral de personas migrantes retornadas, desplazadas y refugiadas. Este enfoque busca proporcionar una alternativa viable para aquellos que, habiendo sido forzados a migrar, necesitan reinsertarse en la sociedad mediante el acceso a empleos dignos y sostenibles.
Un modelo de desarrollo sostenible
El hermanamiento de comunidades fronterizas es una estrategia que no solo protege a las personas migrantes, sino que también fortalece las economías locales. Al promover la “Economía Social y Solidaria” los municipios fronterizos pueden generar oportunidades laborales para las personas migrantes y desplazadas, integrándolas de manera productiva en sus comunidades. Esto es fundamental en un contexto donde las tasas de migración forzada siguen siendo elevadas y las oportunidades de desarrollo económico son limitadas.
El Modelo Empresarial Cooperativo, que se está implementando a través de iniciativas como el “ENCADENAMIENTO PRODUCTIVO BINACIONAL” que ha trabajado la Asociación Agenda Migrante El Salvador (AAMES) entre cooperativas de calzado en El Salvador y Guatemala, ofrece un ejemplo concreto de cómo los gobiernos locales pueden impulsar el “desarrollo económico” y, al mismo tiempo, mitigar las causas de la migración forzada. A través de la creación de empleos dignos y sostenibles, se ofrece a las personas migrantes la posibilidad de reconstruir sus vidas sin necesidad de emprender un viaje peligroso e incierto.
Entonces, por tanto, El hermanamiento entre municipios fronterizos, apoyado por organismos internacionales como el ACNUR y el SICA, AAMES representa una solución innovadora y efectiva para enfrentar los retos de la migración forzada. Al garantizar el acceso al asilo, la protección internacional, y promover la inserción laboral de las personas migrantes y desplazadas, se contribuye no solo al bienestar de estas personas, sino también al desarrollo de las comunidades receptoras. En este sentido, el modelo de Economía Social y Solidaria y el Modelo Empresarial Cooperativo ofrecen una vía para construir un futuro más justo y sostenible para todos.
Director AAMES
Asociación Agenda Migrante El Salvador