Todos hemos visto esas fotos borrosas de cachivaches metálicos -supuestamente naves alienígenas- o videos mal enfocados con luces saltarinas que de un momento a otro simplemente se esfuman en la inmensidad del espacio. Pero ¿existen los extraterrestres? Para dar una respuesta, empecemos con números.
Solo en la Vía Láctea hay entre 200,000 y 400,000 millones de estrellas. El radioastrónomo Frank Drake desarrolló una fórmula que calcula que pueden existir hasta diez civilizaciones en esa área del Universo, pero, de acuerdo con los mismos cálculos, dos civilizaciones podrían detectarse mutuamente solo una vez cada setenta millones de años.
Entonces, si existen ¿por qué no se presentan ante todos y salimos del pendiente? ¿Qué temen? ¿Qué les pongamos impuestos? ¿Qué se los lleven detenidos sin juicio ni derechos en el régimen de excepción? Bastaría con que un buen día aterrizaran en Times Square, en el patio de CNN o le aceptaran una entrevista con Moisés Urbina para que saliéramos de la duda; pero nada, no se dejan ver.
A efecto de calcular la posibilidad de su existencia, el astrofísico ruso Nikolái Kardashov creó una escala para la medición de los avances científico-sociales que le permitirían a una civilización colonizar el espacio. Para ello, clasificó las civilizaciones de la Tipo I a la Tipo III.
De acuerdo con su escala, nuestra civilización aún no ha alcanzado la Tipo I porque aún no utiliza toda la energía disponible en el planeta ya que el avance de una civilización se mide por medio de la energía que consume, por lo que estaríamos alcanzando ese nivel alrededor del Siglo XXIV, es decir, en más o menos doscientos años.
Cuando eso ocurre, las civilizaciones están en la capacidad -y en la necesidad- de colonizar mundos circundantes, ya que lo requieren tanto para expandir su desarrollo demográfico como para la búsqueda de nuevas fuentes de riqueza y energía. De seguirnos desarrollando sin interrupción, la civilización humana llegaría a ser del Tipo II -que utiliza la energía disponible dentro de su Sistema Solar- dentro de más o menos dos mil años.
Las civilizaciones Tipo III son aquellas que utilizan los recursos energéticos disponibles en su Galaxia. Para llegar a ella, los humanos necesitaríamos un desarrollo ininterrumpido de entre cien mil a un millón de años. ¿Por qué es importante lo anterior? Porque solo una civilización tipo II y III cuenta con la tecnología, los recursos y la energía para los viajes interplanetarios. El problema es que toda civilización que desarrolla su tecnología también desarrolla… armas y, por ende, en su capacidad de autodestrucción. De acuerdo con la Teoría de Olduvai, una civilización de este tipo se extingue a sí misma luego del primer siglo de alcanzar ese nivel de desarrollo.
Veamos nuestro caso: nuestros antepasados se mataban entre sí entusiastamente utilizando piedras; luego lanzas, espadas y flechas; luego pólvora y explosivos, todo ello con efectos letales en la frágil anatomía humana, pero al fin de cuentas esas escaramuzas se circunscribían a áreas concretas de una región o de un país. A medida que la tecnología humana se desarrolló, desarrolló con ella su capacidad de autodestrucción. Me refiero a la amenaza nuclear.
A pesar de que una guerra nuclear es suicida, nueve países en el mundo, incluida la beligerante Rusia y el manicomio de Corea del Norte, poseen armas nucleares dentro de su arsenal de ataque o defensa ¿las usarán algún día o permitirán que la humanidad continúe con su “desarrollo ininterrumpido” que nos permita colonizar otros mundos? Una guerra nuclear amenazaría la misma existencia del ser humano y nos llevaría de regreso a la edad media.
Por tanto, para que los extraterrestres nos visiten requiere de muchas variables: que su planeta reúna las condiciones para el desarrollo de vida y no de cualquier tipo (los líquenes no construyen naves espaciales), sino de vida “inteligente” (que no es algo tan común como se cree, sino miremos las discusiones en la Asamblea). Que sea una civilización que haya alcanzado un desarrollo milenario ininterrumpido para llegar a convertirse una civilización tipo III. Que haya evitado auto extinguirse al no utilizar armas de destrucción masiva. Que haya encontrado formas de viajar acortando las colosales distancias espaciales (¿agujeros de gusano?). Que haya encontrado un combustible que permita llegar y regresar (nunca hemos visto un ovni quedado…). Que logren la aceleración necesaria para cruzar el espacio y no solo acelerar, sino también frenar sin despachurrarse (¿te imaginas frenando un artefacto viajando a velocidad luz?).
Más allá de las películas y la ciencia ficción, lo más probable es que de existir una civilización con todas esas características, se haya extinguido antes de que hubiéramos podido entrar en contacto con ella. Así que va a ser difícil que algún día tengas un amiguito como E.T.
Abogado, Master en leyes/@MaxMojica