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Tráfico y Salud II

El estrés por sobrecarga vehicular, que algunos ya llaman síndrome de estrés por tráfico, también se relaciona con un aumento de los índices de violencia doméstica, disminución de la productividad, apatía o desinterés por actividades familiares o con amigos. Una persona que llega a las 9 de la noche a su casa, después de estar dos horas en el tráfico, puede desear “desestresarse” bebiendo alcohol, lo que incrementa el riesgo de abuso y sus consecuencias familiares y personales.

Por José María Sifontes
Médico siquiatra

En el artículo anterior hablamos sobre el estrés asociado al tráfico pesado y cómo éste puede afectar tanto la salud física como mental. La cadena de sucesos fisiológicos y sus efectos podrían resumirse así: El conducir un vehículo requiere de una serie especial de habilidades cognitivas y psicomotoras. Es necesario tener un alto nivel de alerta para que estas habilidades se den correctamente. Sólo este factor ya produce una alta carga mental y un importante gasto de energía. Con tráfico tranquilo no hay mayor problema pues el organismo está preparado para tolerar esta carga sin mayores consecuencias. Con tráfico pesado la situación cambia de forma radical. El estado de vigilancia cambia de un nivel de simple atención a un nivel de alta concentración. Esto provoca estrés y desgaste energético. Cuando se sobrepasa el estrés tolerable se liberan hormonas, llamadas precisamente hormonas del estrés, siendo las principales la adrenalina y el cortisol.

Ante un tráfico pesado o un congestionamiento el cuerpo se prepara y entra en un estado que los fisiólogos llaman de “pelea o huye” (“fight or fly”), igual al que una persona tendría si alguien se le aproximara para golpearlo. Se libera adrenalina para prepararlo para la situación, pelear o huir. La adrenalina aumenta el pulso y la presión arterial, llevando más sangre y oxígeno al cerebro y los músculos, extrae glucosa (azúcar) de los órganos de almacenamiento, pues se necesita pensar rápido y preparar los músculos con oxígeno y combustible. La adrenalina asimismo reduce el funcionamiento digestivo, pues no es esencial en ese momento. Esta es la forma cómo la naturaleza preparó a los animales y humanos para sobrevivir en momentos de peligro. Aunque el tráfico es un estresor de menor escala que un combate o huida se producen los mismos fenómenos fisiológicos.

La cuestión se hace más delicada porque un combate sería una situación eventual, mientras que el estrés del tráfico se da para algunas personas todos los días. Algunas investigaciones han detectado que personas sometidas diariamente a estrés por tráfico son más susceptibles a la diabetes tipo II (doble del riesgo), a la hipertensión arterial, a las enfermedades del corazón, y a trastornos del sueño. El estrés cotidiano produce aumento del cortisol, la otra hormona que interviene. Niveles constantemente elevados de cortisol pueden producir depresión y cuadros de ansiedad crónicos.

El estrés por sobrecarga vehicular, que algunos ya llaman síndrome de estrés por tráfico, también se relaciona con un aumento de los índices de violencia doméstica, disminución de la productividad, apatía o desinterés por actividades familiares o con amigos. Una persona que llega a las 9 de la noche a su casa, después de estar dos horas en el tráfico, puede desear “desestresarse” bebiendo alcohol, lo que incrementa el riesgo de abuso y sus consecuencias familiares y personales.

El ruido vehicular, la polución ambiental, y la agresividad son otros elementos que se suman a la situación y la agravan. Investigaciones han demostrado que en un congestionamiento el nivel de contaminación del aire por humo es más intenso dentro del vehículo que fuera de éste, lo que produce problemas pulmonares. La falta de obediencia a las reglas de tránsito, la actitud desafiante y egoísta de muchos conductores ponen la cereza al pastel.

Un dato que llama la atención es que hay ciudades que tienen peores problemas de tráfico que las de El Salvador y no se observa tanta agresividad. Sería de interés analizar por qué.    

Médico Psiquiatra.

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Estrés Opinión Tráfico

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