La plaga de fraudes que saquea a Estados Unidos de costa a costa tiene su epicentro en Miami. El año pasado, según la Comisión Federal de Comercio, la ciudad ocupó el primer lugar en fraudes denunciados, mientras Florida era el estado número uno en estafas en todo el país.
Esta dudosa distinción no es nueva para Miami ni para Florida, que históricamente han sufrido un huracán de fraudes de todo tipo: financieros, de seguros médicos, de automóviles e inmobiliarios, robo de identidad, y también estafas románticas en los últimos años.
En 2024, las estafas románticas se convirtieron en el tipo de fraude más lucrativo en Florida. Estas trampas las tienden delincuentes que adoptan una personalidad falsa en las redes sociales –exhibiendo frecuentemente imágenes de mujeres jóvenes muy atractivas– para establecer una relación virtual íntima con personas incautas, manipularlas emocionalmente y robarles dinero.
Los fraudes han proliferado en las redes sociales y las aplicaciones de citas. En esos medios, los estafadores suelen establecer una relación durante semanas o meses para ganarse la confianza de sus víctimas y luego pedirles dinero con alguna excusa, que puede ser un problema urgente de salud, una necesidad económica apremiante o una inversión falsa. Las estafas románticas constituyen una creciente amenaza, sobre todo para personas vulnerables y de edad avanzada, que en muchos casos han perdido sus ahorros a manos de delincuentes que operan bajo el anonimato de la internet.
Las pérdidas reportadas el año pasado en Florida a causa de las estafas románticas llegaron a unos 89 millones de dólares, según la Comisión Federal de Comercio. Sumando todos los tipos de fraude, los floridanos denunciaron pérdidas de 866 millones de dólares en 2024, una sangría devastadora a las finanzas personales.
Miami ha sido durante décadas un paraíso para estafadores de todo tipo. El Sur de Florida ha sido –y sigue siendo– el escenario de esquemas fraudulentos que han arruinado vidas y han socavado la confianza del público en las instituciones. Parte del problema radica en que Miami ha sido históricamente un punto de entrada para el dinero ilícito, y la insuficiencia de regulaciones permite que muchos delincuentes logren eludir a la justicia y operen con relativa impunidad.
Una de las estafas más graves en Miami es el fraude al Medicare, el sistema federal de salud pública para personas de la tercera edad y para discapacitados. Delincuentes que montan clínicas falsas, médicos corruptos y redes de timadores se han forrado los bolsillos facturando tratamientos inexistentes o innecesarios al Medicare. Aprovechan el hecho de que el Medicare no cuenta con una red propia de hospitales ni médicos a sueldo, sino que es más bien una bolsa de dinero proveniente de los impuestos, con el que se paga a hospitales, empresas y profesionales de la salud privados.
En muchos casos, los estafadores reclutan a beneficiarios del Medicare prometiéndoles regalos o servicios médicos gratuitos a cambio de que entreguen su información personal, que los delincuentes usan para enviar facturas fraudulentas al sistema de salud. Las estafas al Medicare saquean al erario público, y también ponen en riesgo la atención médica de los que realmente necesitan el programa.
¿Por qué Florida, y especialmente Miami, siguen a la cabeza del país en la incidencia de fraudes? Hay varias razones, y una de ellas es que el Estado del Sol tiene una población de diversos orígenes y un alto número de inmigrantes, muchos de los cuales son vulnerables a estafas debido a la falta de conocimiento de las leyes y a dificultades para comunicarse en inglés. Al mismo tiempo, las facilidades en el estado para abrir negocios y la insuficiente aplicación de regulaciones financieras abonan el terreno para los fraudes. También hay que señalar que la tendencia a la ostentación y el culto al éxito y la riqueza que definen a Miami crean un ambiente propicio para que los incautos caigan en trampas.
Las autoridades –tanto las locales como las federales– deben redoblar la persecución contra estos delitos devastadores, y al mismo tiempo educar a la gente para evitar las estafas. La tarea es titánica pero urgente. ¿Dejará de ser Miami un día la capital del fraude en Estados Unidos? [FIRMAS PRESS]
Andrés Hernández Alende es un escritor y periodista radicado en Miami. Sus novelas más recientes son El ocaso yLa espada macedonia, publicadas por Mundiediciones. También ha publicado el ensayo Biden y el legado de Trump con Mundiediciones y el ensayo Una plaga del siglo XXI, sobre la pandemia del COVID-19.