Para asegurarme, revisé el diccionario de la RAE y “decente” significa honesto, justo, debido, correspondiente, conforme al estado o calidad de la persona. Adornado, aunque sin lujo con limpieza y aseo. Digno, que obra dignamente. Bien portado. De buena calidad o en cantidad suficiente…
Eso es lo que entendemos cuando nos referimos a algo o alguien como “decente”.
Vi un anuncio de una corporación financiera que reconoce el proyecto de gestión empresarial en el sector turismo del “Café Entre Nubes”, por aprovechamiento de las energías limpias.
Como me llamó la atención y para respirar aire puro fui a visitar el lugar. Después de observar el entorno como cliente, pedí hablar con los directores, que me atendieron amablemente y me explicaron que gran parte de la energía que utilizan proviene de los paneles solares. Recorrimos los senderos de la finca y desde los miradores disfrutamos los preciosos verdes de las montañas y las plantaciones de café.
Pero además del proyecto para aprovechamiento de la energía solar, me contaron que también el Ministerio de Trabajo y Previsión Social les concedió el “Premio Nacional al Trabajo Decente”, y para entender a qué se refiere con “Trabajo Decente”, es que revisé en el diccionario su significado.
(Si le interesa conocer los criterios están en el link: https://trabajodecente.mtps.gob.sv/)
Los premios a las empresas excelentes nacen en Japón en 1951 con el “Premio Deming” de la JUSE (Asociación de científicos e ingenieros japoneses) para las empresas que aplicando sus criterios se preparan y se presentan a las evaluaciones correspondientes. El Dr. Deming y otros gurús, como Joseph Juran, fueron enviados a Japón para ayudar en la reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial.
El Dr. Deming creó el ciclo de mejora continua PDCA y les enseñó a los industriales japoneses la aplicación de la estadística a los procesos para mejorarlos continuamente, y en parte, el gran éxito de las industrias japonesas de ahí proviene.
Por eso lo llaman el “Padre de la Tercera Revolución Industrial” y en su honor crearon el Premio Deming.
Después de visitar en Japón empresas con el “Premio Deming”, al regresar a Valencia escribí el relato: “El milagro japonés no es tal milagro, es mucho trabajo, educación y dedicación”.
En el congreso de la ASQC de 1987, presentaron el “Premio Malcom Baldrige”, que otorga la fundación Malcon Baldrige, para empresas que aplican y cumplen sus criterios. Más adelante, en la Comunidad Europea se creó el “Premio Europeo a la Excelencia Empresarial”, según el modelo EFQM. Unos años después en España, el “Premio Príncipe de Asturias” y en las Comunidades Autónomas, por ejemplo en Valencia, los premios a las empresas innovadoras en los cuatro sectores industriales que ya tenían un instituto tecnológico, el metal, la madera, el textil y el juguete.
En varios países latinoamericanos se crearon los “Premios Nacionales a la Calidad”, a la “Responsabilidad Social Empresarial y a las “Industrias limpias”. Aquí los premios de las gremiales a las empresas que destacan en diferentes aspectos. Las empresas que los reciben se prestigian y sobresalen en su sector de servicios o fabricación de productos.
Pues muy bien que aquí existe el “Premio Nacional al Trabajo Decente”. He revisado sus criterios y se basa en el cumplimiento de todos los requisitos del Código de Trabajo, los artículos de la Constitución que se refieren al respeto a los derechos y deberes de las empresas y los empleados y la seguridad y salud laboral.
Y sí que sería bueno, y lo expongo desde el punto de vista técnico, que todas las empresas aplicaran sus criterios. Tendríamos más empresas ordenadas, seguras, con mentalidad preventiva y más rentables.
El reto para las empresas con el “Premio Nacional al Trabajo Decente” es mantenerlo aplicando sus criterios a largo plazo, en su beneficio, el de sus empleados y sus clientes.
Ingeniero
Todo es más fácil y más sencillo con sentido común.