Por mucho que pretenda perfilarse como un político anti sistema, Robert F. Kennedy Jr. pertenece a una dinastía que es lo más próximo a la realeza en Estados Unidos. El hijo de Robert F. Kennedy y sobrino del presidente John F. Kennedy creció con todos los privilegios de los que ha gozado el influyente clan, y también con los traumas de una estirpe marcada por tragedias. Este abogado ambientalista que nunca ha ocupado un cargo político aspira a tomar parte de la carrera a la presidencia como candidato independiente. Lejos de conjurar el magnetismo político de su tío y de su padre –cuyas muertes por atentados en su día sacudieron a la nación–, sus polémicas propuestas despiertan más suspicacias que confianza.
Por lo pronto, una vez que acabó por separarse del Partido Demócrata dejó de ser la molesta piedra en el zapato del presidente Joe Biden. Sin duda, su distanciamiento con la línea del partido, dentro del cual su familia siempre ha jugado un importante papel, ha contribuido a debilitar el frente común en torno a la reelección de Biden en noviembre. Aunque le brindó su apoyo en 2020, cuatro años después Kennedy parece tener más diferencias con el actual mandatario que con su rival republicano, Donald Trump. Tanto en las filas demócratas como en las republicanas se preguntan a quién puede hacerle más daño si consigue ser el tercer candidato en las presidenciales.
Al principio, los propios republicanos quisieron rentabilizar el perjuicio que podría representar para Biden la deserción de Kennedy. Antes de que se apartara del partido y tomara su propio camino, la cadena Fox, al servicio principalmente de los intereses del movimiento ultra MAGA que lidera Trump, generosamente lo entrevistaba y le daba visibilidad. Además, la retahíla de teorías de conspiración que propaga sintoniza más con las falsedades que el ex presidente Trump repite desde que irrumpió en la política. Sin embargo, en cuanto Kennedy se lanzó como independiente las plataformas que impulsan al magnate neoyorkino comenzaron a darle de lado, pues los votos potenciales a este tercer candidato también le harían daño al trumpismo.
Kennedy, de 70 años, aspira a ser un fenómeno como el del empresario Ross Perot en las elecciones de 1992. En ese entonces el descontento era general con los dos grandes partidos y Perot tuvo su momento de gloria, alcanzando el 19% del voto popular pero no llegó a obtener ni un solo voto electoral. Al final Bill Clinton se impuso a George H.W. Bush, pero el mensaje del tercer candidato, con el consabido discurso populista contra la “élite” política de Washington, causó nerviosismo entre demócratas y republicanos. Estos últimos atribuyeron la derrota de Bush, quien aspiraba a la reelección, al factor Perot. A siete meses de las elecciones, en las encuestas Kennedy se acerca a la popularidad que llegó a alcanzar el millonario tejano, pero tiene en su contra un ideario mucho más radical que el que defendía Perot.
Kennedy atrae a quienes suscriben (y no son pocos) toda clase de teorías conspirativas: desde hace años es un firme defensor del movimiento anti vacunas (exacerbado durante la pandemia por covid-19) asegurando, sin fundamento científico alguno, que pueden causar autismo en los niños; está convencido de que la gran cantidad de tiroteos que se producen en el país son producto de la ingesta de antidepresivos y asegura que el wifi produce cáncer. En las redes sociales sus teorías de conspiración han sido censuradas por tratarse de puras mentiras y desinformación, y por ello se ha enfrentado a los medios y a la propia administración Biden. Sin ir más lejos, recientemente dijo en una entrevista en CNN que el presidente representa un mayor “peligro” para la democracia que Trump, a pesar de los esfuerzos del ex mandatario republicano por revertir los resultados de las elecciones hace cuatro años y su papel en el intento de golpe de estado en el Capitolio el 6 de enero de 2021.
Mientras el resto de los miembros de la familia Kennedy reniega de su díscolo pariente y públicamente respaldan la campaña de Biden, al menos por ahora Trump aplaude a este “disidente” demócrata que tiene tantas cosas en común con los MAGA. Pero el ex presidente republicano parece pasar por alto que, si bien hay un sector de votantes demócratas (sobre todo jóvenes) desilusionado con un mandatario que ya tiene 81 años, él también despierta más hastío que entusiasmo por su propia edad provecta y sus trilladas consignas. Tanto Biden como Trump necesitan arañar hasta el último voto en un ciclo electoral que inspira apatía. Robert F. Kennedy Jr. juega con esa carta a pesar de sus disparatados planteamientos. Está por verse si llega a la recta final. [©FIRMAS PRESS]
*Twitter: ginamontaner