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Un evento singular

Porque allí no se va la luz a medio conteo, no se amenaza a los participantes en las mesas electorales para que domine el partido del mandante, no se cambia el Código Electoral cada vez que el mandante tiene una nueva ocurrencia ni se reacomoda a todo el país para que la elección la gane, sí o sí, el partido del mandante. No, todo se hace como la Ley lo manda.

Por María Alicia de López Andreu
Empresaria

La elección para presidente y vicepresidente de los Estados Unidos ha sido un evento singular. Desde los primeros debates dentro del Partido Republicano (GOP) para definir un candidato, se dio la inusual situación de que lo ganaba un aspirante ausente. Porque todos los contendientes hablaban, aún sin quererlo, del expresidente Trump. Mientras, éste aparecía permanentemente en los medios, defendiéndose de las decenas de acusaciones civiles y penales presentadas en su contra.

Así, uno a uno los diferentes aspirantes a candidato fueron retirándose de la contienda. La última en hacerlo fue la senadora Nickie Haley. Y, llegada la Convención Nacional Republicana, el único nombre en la boleta para candidato fue el de Donald Trump, quien allí presentó a su escogido para vicepresidente, el Senador J.D. Vance. Ambos fueron aclamados para representar al GOP en las elecciones presidenciales del 5/11/2024.

Y lo que sucedió después fue igualmente fuera de lo común. Un debate entre Trump y el presidente Joe Biden, en el que éste último resultó errático, incoherente, distraído y, en resumen, nada presidenciable, favoreciendo fuertemente al candidato Trump. Indudablemente, este evento es lo que, desembocó en la obligada renuncia de Biden a la candidatura demócrata, siendo sustituido por su vicepresidente, Kamala Harris. Además, hubo un atentado en contra de Trump, en el que resultó levemente herido, pero que volcó hacia él mucha de la simpatía popular.

Y vino el debate Trump/Harris, siendo Kamala la triunfadora. Entró al escenario sonriente, alargando la mano en una actitud amigable hacia Trump, quien quiso aparentar “ningunearla”, al evitar verla, pero la imagen que transmitió fue de que le tenía temor. Todo lo ganado por él anteriormente, se cayó. Y desde ese momento, ambos contendientes no cejaron ni un segundo, visitando varios Estados al día, acercándose a la gente común y sentando sus respectivas posiciones: Harris, de manera bastante confusa, ambivalente; Trump, radical para algunos, claro y definido para otros. Y las encuestas, reportando un empate permanente. Hasta el día de las elecciones: Donald Trump ganó indiscutiblemente y por amplio margen a Kamala Harris. Y el GOP lidera el Senado y, posiblemente a este momento, (escribo jueves) también el Congreso.

Toda la vorágine de este proceso tan complicado, con diferentes períodos (según cada Estado) para emitir el voto por correo y el voto anticipado, y tras varias horas de voto presencial, teniendo centros de votación con cuatro diferentes zonas horarias, finalmente, el 05/11/2024 finalizaron las elecciones presidenciales y de medio término. Y, esto quiero resaltar como lo más ejemplarizante: el 06/11/2024, a las 2:30 horas, los cincuenta Estados de esa nación ya sabían, sin lugar a dudas, quiénes serían su Presidente y Vicepresidente para los próximos cuatro años.

Porque allí no se va la luz a medio conteo, no se amenaza a los participantes en las mesas electorales para que domine el partido del mandante, no se cambia el Código Electoral cada vez que el mandante tiene una nueva ocurrencia ni se reacomoda a todo el país para que la elección la gane, sí o sí, el partido del mandante. No, todo se hace como la Ley lo manda.

Ojalá que esta nueva administración estadounidense depare algo bueno para nuestro país. Lo que sí es seguro es que los estadounidenses han salido ganando, una vez más, porque su Estado de Derecho y su Democracia sí funcionan. ¡Qué envidia!

Maestra.

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