Amigos directores de los medios:
Hace ratos he perdido la costumbre de ver las entrevistas televisivas. Son aburridas; nadie entiende con qué criterio invitan a los personajes; la mayoría de los entrevistadores no saben cómo convertir las entrevistas en conversaciones de altura y en eventos con suspenso. Las preguntas son tan predecibles como las respuestas.
Pero hoy me llevé una grata sorpresa, cuando vi una hora de duelo entre el Chino Flores y Saúl Hernández, entre el candidato presidencial del Frente y uno de las estrellas del periodismo alternativo e independiente. La entrevista reflejó bien la tensión que debe existir entre el periodismo y las figuras políticas –tensión que es necesaria. No es expresión de agresividad, sino del diferente rol que juegan (o deberían jugar) el periodismo y la política. El Chino Flores mostró que tiene la talla para discutir con cualquiera, como un tenista que sabe ganar con su juego de defensa, pero también con contraataques. Además tiene humor, y cuando no quiere contestar una pregunta, tiene el valor de decirlo, en vez de echar cortinas de humo.
Anteriormente, en tres entrevistas seguidas, fue puesto a prueba otro candidato, el ex militar y abogado Luis Parada, propuesto por movimientos ciudadanos y adoptado por Nuestro Tiempo. En los programas LaTribu y Frente a Frente se presentó con su compañera de fórmula Celia Medrano, a TVX se fue solo. Luego de algunos patinajes iniciales típicos de inseguridad y nervios, rápido se soltaron y sorprendieron con respuestas coherentes, francas y nada evasivas. Incluso frente a un entrevistador como Moisés Urbina, quien obviamente no estaba interesado que la discusión se enfocara en las deficiencias y los pecados del gobierno Bukele, Parada y Medrano lograron responder a las preguntas que la gente se hace. Definieron con claridad las cuatro características del gobierno Bukele: corrupción, falta de transparencia, represión y irrespeto a la Constitución. Ya con un entrevistador con menos ataduras y más astucia, como Julio Villagrán en TVX se dio un debate capaz de mostrar que Luis Parada será un contrincante incómodo para un adversario que tan abiertamente viola los mandatos de la ética igual que las de la Constitución.
Perfecto. De repente tenemos dos candidatos, tres si incluimos a Celia Medrano, que de entrada muestran que están decididos y aptos a dar batalla al presidente considerado invencible. De repente, la carrera por la presidencia se vuelve interesante. Nayib Bukele ha logrado convertir la política en un monólogo - y con tres años de monólogo permanente la política se vuelve monótona y genera apatía.
Como en el deporte, en las tecnologías y los negocios, también en la política es válido que sin competencia nada avanza. Ahora parece que habrá competencia. El hecho que sea desigual y que además el que el que tiene todas las ventajas esté jugando chuco y sin amarres éticos ni legales, genera aún más suspenso. ¿Podrán los otros candidatos resistir, aun con muy limitados recursos y enfrentados con la maquinaria de propaganda y desinformación oficialista? ¿Podrán desde su estatus de outsider cambiar el debate nacional e ir a la ofensiva?
Los medios, tanto los tradicionales como los emergentes, los grandes y los pequeños, deberían detectar esta situación como oportunidad de romper el monólogo, que es letal para el periodismo, y abrazar la cosa que más está en peligro de extinción en la república bukeliana: el pluralismo, la confrontación de ideas y valores, el debate de altura.
¿Se puede practicar el principio del pluralismo democrático en un país, donde el gobierno lo ha abandonado y donde además lo ha tratado de apagar con permanente intimidación a la libre expresión? Sí, por supuesto. La sociedad civil y la opinión pública, ambas esferas, de las cuales los medios son partes elementares- puede practicar el pluralismo, participe o no el poder actual. Los medios, igual que las universidades y los gremios, pueden generar formatos de debate, de intercambio y confrontación de propuestas, entre los candidatos y los partidos que tengan vocación de debate y tolerancia. Los demás, que sigan aburriendo con su monólogo mil veces reproducido.
Cuando digo candidatos, no me refiero solamente a los candidatos a la presidencia y la vicepresidencia. Hay que poner a prueba pública los hombres y mujeres que a pesar de las intimidaciones asumieron candidaturas a diputaciones y alcaldías. Estoy seguro que el clima de represión e intimidación ha sido un filtro por el cual han pasado los mejores, los más atrevidos y valientes. Pongámoslos a prueba en entrevistas y debates, foros y ‘town hall meetings’ en los municipios, organizados por medios comunales, universidades o gremios – y la tarea de los medios grandes será darles cobertura nacional. De esta manera se podrá romper con la apatía, creada por la cultura del monólogo.
No importa si no estemos de acuerdo con las posiciones de los candidatos. Si ellos están dispuestos a confrontarlas en debates con las posiciones de sus contrincantes, hay que darles los escenarios para hacerlo. Ya con el Chino Flores, Luis Parada y Celia y otros que aun no los conocemos puede empezar un verdadero debate nacional, aunque el presidente le rehúya.
Pero en gran parte depende de los medios. Tienen que jugar su rol y no aceptar el papelón de reproducir los monólogos. Tienen que cortar sus amarres y superar sus miedos.
Estoy seguro de que ustedes sabrán aprovechar esta oportunidad.
Saludos,
Paolo Luers
Las 4 entrevistas:
Luis Parada y Celia Medrano en LaTribu