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Pronóstico reservado…

La campaña política electoral tendrá dos grandes escenarios: 70% en las redes sociales; 30% a nivel territorial; Youtube, TikTok y Twitter serán los campos de batalla virtuales. Mientras que San Salvador, Soyapango, Apopa, San Miguel, La Libertad y Santa Ana serán los territorios en conquista.

Por Óscar Picardo Joao

Pronóstico reservado significa que no se puede predecir la evolución futura favorable de una situación porque los datos no son suficientes o porque hay riesgo de que surjan complicaciones. Pero ¿para quién o para qué es este pronóstico…?

En las elecciones de febrero de 2019, con 2,733,178 de votantes, Bukele obtuvo 1,434,856 votos (53.10%); Calleja 857,084 votos (31.72%); Martínez 389,289 votos (14,41%); Alvarado 20,673 votos (0.77%); votos nulos y en blanco 31,186 (11.5%). Según la encuesta del Centro de Estudios Ciudadanos de enero de 2019: 40.7% votaría por Bukele-Ulloa (12.4%-); 22.9% votaría por Calleja-Lazo (8.82%+); 9.95% votaría por Martínez-Sosa (4.46%+); 1.5% por Alvarado-Rivera (0.8%-); 21% no había decido por quién votar o votaría nulo (9.5%-). Calculamos, corregimos y ahora vamos con el futuro…

Considerando el sondeo de junio de 2023, sobre el hipotético mismo número de votantes y a partir de una oposición FRAGMENTADA más los ajustes prospectivos, y sobre la base de ningún cambio en el contexto político, los resultados serían los siguientes: la fórmula de Nuevas Ideas Bukele-Ulloa obtendría 1,890,000 = 70.3% (incluyendo votos de GANA, PDC, PCN, Fuerza Solidaria, CD); la fórmula de ARENA Sánchez-Bonilla 621,000=3.3%; la fórmula del FMLN Flores-Marroquín 324,000= 1.2%; la fórmula de Nuestro Tiempo Paredes-Medrano 432,000 votos= 1.6% (incluyendo votos de VAMOS). El error de ajuste calculado es de 2.26%, equivalente a 70,200 votos. Si nada cambia, de aquí a las elecciones de 2024, con una hipotética oposición unida, la situación quedaría 70% Bukele, oposición entre 15.6% a 30%. No más…  

Entre paréntesis, el descontento con la mala gestión municipal se resolvió con la reorganización de Municipios, y en la Asamblea Legislativa no se pronostican mayores cambios en lo que respecta a sostener la mayoría calificada; al quitar a los Diputados menos aceptados o irrelevantes se resolvieron las cosas. Veremos que nos dicen las encuestas de fin de año. Pero aquí si puede haber cambios sensibles. Pero no olvidemos: todo parte y regresa, desde y hacia, la figura de Bukele, no es el partido ni la gestión de los diputados o alcaldes, por eso se decidió ubicar la foto en la papeleta; no hay casualidades sino hechos.

Las campañas políticas, con sus herramientas, promesas, discursos, debates y acciones territoriales buscan cambiar, modificar o fortalecer las posiciones emocionales de los votantes. A veces lo logran, otras veces no. El entorno actual salvadoreño está altamente afectado por los logros en seguridad y por una implacable estrategia de comunicación; todo lo demás está en un segundo plano.

El caso del partido político Semilla en Guatemala es un buen ejemplo de “sorpresa” política a través de una reacción “urbana” no estructurada; ninguna encuesta lo posicionaba como un competidor efectivo y de repente emergió. Pero el gran ganador de Guatemala fue el voto nulo, y no la UNE ni Semilla. Semilla fue una reacción de última hora de castigo y repulsión no organizada; algo así como azar y probabilidad.

Pero no hay que hacer cuentas alegres…; El Salvador está más cerca de la Filipinas de Duterte y Marcos que de Guatemala. La maquinaria comunicacional y propagandística que se desplegará en estas elecciones será desequilibrada y difícilmente la oposición podrá responder en base a un trabajo testimonial con limitado presupuesto.

La campaña política electoral tendrá dos grandes escenarios: 70% en las redes sociales; 30% a nivel territorial; Youtube, TikTok y Twitter serán los campos de batalla virtuales. Mientras que San Salvador, Soyapango, Apopa, San Miguel, La Libertad y Santa Ana serán los territorios en conquista. 

Difícilmente habrá un debate entre los cuatro candidatos para demostrar y defender sus propuestas e ideas; la tradición anti-democrática del marketing político recomienda a los que van delante en las encuestas no arriesgar posiciones ni participar en un debate; en realidad no importa la democracia sino la posición estadística en las encuestas; y si lo hubiera no estoy seguro que algo pueda cambiar, el “fenómeno de culto” está instalado en el imaginario de un 51% a 65% de los ciudadanos.

Pero estas elecciones tienen un ingrediente más “antagonizador”: la reelección. Este fenómeno será el eje de la campaña, y pese a su ilegitimidad la mayoría de fórmulas opositoras se dedicarán a criticar habiendo aceptado participar en condiciones políticas irregulares y desequilibradas.

Para algunos sectores, no se debió participar en esta contienda electoral para evidenciar la inconformidad y exponer el autoritarismo rampante; para otros, es importante participar en función de visibilizar el lugar de la oposición y ofrecer una alternativa a los ciudadanos inconformes.

A éstas alturas políticas y electorales, con las elecciones internas consumadas, la reelección es un hecho, y se viene una época de incertidumbre, revisión de la legitimidad y a esperar las reacciones de la comunidad internacional. El horizonte es incierto.

Otros fenómenos que alterarán el paisaje político – electoral es la reorganización de los Municipios y Asamblea Legislativa y el voto electrónico de los salvadoreños en el exterior; más allá de la metodología D'Hondt y de la nueva territorialidad municipal y distrital, todo indica que estos cambios favorecerán al partido oficialista, lo que generará mayor control político y a la vez mayor presión social para el futuro.

Luego del nuevo despertar político entre febrero y junio de 2024, vendrá el nuevo escenario económico; los datos de diversos informes nacionales e internacionales señalan que vamos rumbo a una situación difícil pautada por inversión extranjera directa negativa, crecimiento económico estático, desequilibrio en la balanza comercial y algunas desaceleraciones puntuales. Esto, frente a un modelo de gobierno que gasta compulsivamente, que está peleado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que casi ha agotado sus fuentes de financiamiento externas y que basa sus esperanzas en el Bitcoin y en las Remesas.

El pronóstico es reservado, así como las cuentas públicas del Estado… Hay algunas certezas electorales pero también incertidumbre política y económica. Finalmente, recordemos que los aliados del gobierno no están ahí por convicción sino por miedo, y el miedo es mal consejero y traidor. Las cartas siguen echadas sobre la mesa…

Investigador Educativo/opicardo@asu.edu

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