Doña Sonia andaba por ahí regando muy temprano en la mañana el pequeño jardín en el que encontraba sus delicias al contemplar sus bien cuidadas plantitas. Mientras tanto, Don Carlos, su retirado esposo, leía un periódico degustando su taza de café recién hervido.
“¿Qué hay de nuevo en las noticias Papá Toti?”, le preguntó doña Sonia a su esposo, dirigiéndose a él con el mote cariñoso con el que le llamaba.
“Pues nada”, contestó el interpelado. “Solo que el TSE ya dio los resultados de las elecciones de Alcaldes, estoy viendo quién ganó”. Doña Sonia lo volvió a ver sorprendida. “¿Pero cómo es eso si las elecciones de los Alcaldes son el domingo y hoy es viernes?”.
“Ah -dijo Don Carlos-, es que ante el relajo que se derivó de las presidenciales y legislativas, en el que el TSE no dio pie en bola y todo el conteo se manejó de la forma más chambona posible, ahora quisieron enmendar el error, y para mantener tranquila a la ciudadanía y al gobierno, decidieron dar los resultados anticipadamente, de todos modos ya se sabía quién iba a ganar”.
“¿Pero y no tenían que esperar a que la gente emitiera su voto, sagrado y secreto, propio de una democracia?”, volvió a preguntar ella.
“No”, contestó el veterano. “Eso era antes, cuando vivíamos en una democracia anticuada, primitiva y corrupta, derivada de unos viciados acuerdos de paz de los que ya nadie quiere hablar. Ahora que se ha desmantelado para que vivamos algo nuevo, las cosas han cambiado para mejorar y ser más eficientes”.
“Con ese impulso modernizador -continuó narrando convencido Don Carlos- el TSE contrató un software de última generación, desarrollado en India, el cual es algorítmico, palométrico, tubocéntrico, intrínseco y econoplástico. Es tan desarrollado que basa sus resultados en la interacción de los internautas en redes sociales y hasta toma en cuenta tu récord de visitas a la Chivopet y a la BINAES, si te gustan las pupusas de maíz o arroz, si preferís patineta o bicicleta, todo eso sirve para medir tus tendencias y preferencias por cierto candidato. Se ha probado que, en algunos casos, también te puede leer la mente. De ahí que como país nos hemos ahorrado millones de dólares votados a la basura en hacer elecciones tradicionales, las cuales no solo eran una pérdida de tiempo cuando de todos modos ya se sabe quién va a ganar, sino que también era poco ecológicas al dejar un tiradero de papeles marcados que ya no servían para nada. Ahora con solo apretar un botón y ¡zaz! tenemos los resultados, no solo puntuales, sino que, incluso, antes de tiempo, así se evitan resquemores y desconfianzas; así todo el mundo feliz y tranquilo. Maravilloso, ¿no?”
“¿Pero y es fiable el sistema? ¿Se irá a respetar la voluntad del pueblo?”, preguntó cada vez más extrañada Doña Sonia.
“¡Claro que por supuesto!”, contestó rebosante de confianza Don Carlos. “Mirá el ejemplo de las votaciones de San Juan Tepescueloyo Norte. El candidato oficialista preguntó en la red social ‘X’ ‘¿Quién me apoya?’ y recibió 954,427 likes,. El TSE los retomó como algoritmo base del análisis, por lo que lo que resultaba más que evidente que ese volumen de simpatía era una clara evidencia de que ese candidato tenía que ser ganador, más si se toma en cuenta que esa jurisdicción solo tiene 4,700 habitantes. Es decir, según concluyó el poderoso sistema informático que, en caso de realizarse la antigua, tediosa y desprestigiada votación física, al candidato hasta le hubieran sobrado votos. Decime, bajo esas circunstancias ¿para qué perder el tiempo en ir a votar? Gastar en una yuca con chile afuera de la escuela, pagar transporte, soportar la mañaneada en domingo, etc., ¿para qué hacerlo si ese sistema lo hace todo por ti? Definitivamente el TSE ha hecho mucho más fácil la vida de los salvadoreños”.
“Hummmm, no sé -contestó poco convencida Doña Sonia-. A mí me gustaba más las votaciones de antes. A ver y ¿quién ganó ahora?”.
“Pues no sé -contestó Don Carlos-, no conozco a nadie, solo que aparentemente todos le van al mismo partido. ¿Raro no? Pero no le hace, supongo que así es como se construye un mundo nuevo”. Y colorín colorado, este cuento preelectoral ¿ha terminado?...
Abogado, Master en leyes/@MaxMojica