El domingo 4 de febrero de 2024 son las elecciones presidenciales en El Salvador; a dos meses de este evento algunas preguntas válidas deberían ser ¿cómo va la campaña?, ¿cuáles son las tendencias y pronósticos de los resultados? Obviamente son preguntas retóricas, pero hagamos un ejercicio imaginativo.
Digamos en primer lugar dos ideas fundamentales: a) No hay campaña tradicional, y la que hay está desfigurada o desarrollada en el sub mundo de las redes sociales; y b) Existe una asimetría abismal entre el candidato gubernamental y los demás candidatos de la oposición. Aquí es dónde algunos pocos entienden el problema de la reelección, segundo mandato o como lo quieran llamar.
Nuestro sistema de monitoreo de redes sociales, que desarrollamos cada semana con un software especializado, mide diversos resultados de interacciones digitales, sentimientos y el engagement o conexiones -entusiasmo y compromiso- producto de las experiencias de los usuarios.
En el escenario de los partidos políticos existe una oscilación continua, la cual no deja establecer una tendencia homogénea; esto se puede traducir como: todos los partidos son iguales, ninguno vale la pena, no dan valor agregado, son irrelevantes, etcétera.
Con los candidatos sucede otra cosa, la relación parcial de resultados es más o menos “100 a 1”; esto va más allá de la inauguración de la Biblioteca Nacional y del evento Miss Universo, que obviamente son nuevas oportunidades y pequeñas ventajas estadísticas que acentúan o reafirman los datos.
Por ejemplo, si tomamos como unidad de análisis Twitter o X, la cuenta del candidato oficial tiene 5.7 millones de seguidores; la de Luis parada 7.9K; la de Manuel Flores 6.8K; la de Joel Sánchez 1.7K; y esto se correlaciona directamente con los resultados del análisis de sentimiento. Son los datos… es matemática básica y no hay dónde perderse. Aquí la relación matemática se amplía significativamente “1,000 a 1”.
La V Encuesta de Humor Social y Político Importancias Complejas, Elecciones 2024: Un punto de partida (15 al 21 de agosto de 2023), como línea de base establecía a una relación más conservadora: la fórmula presidencial Nayib Bukele – Félix Ulloa, de NI, que iría por un segundo mandato alcanzaba el 68.4% de la intención de voto entre los entrevistados; muy detrás van los candidatos de ARENA, Joel Sánchez – Hilcia Bonilla con 4.3 %; Manuel flores – Werner Marroquín del FMLN 2.8 %; Luis Parada – Celia Medrano, de Nuestro Tiempo 2 %; y José Renderos – Rafael Montalvo, de Fuerza Solidaria 1.5 %. Esta foto probablemente haya cambiado un poco a esta fecha; por los datos que manejamos, las fórmulas de ARENA y FMLN están bajando y la de Nuestro Tiempo están subiendo, pero la de Nuevas Ideas se mantiene sustancialmente alta.
Lo anterior se hace más evidente cuando tomamos en cuenta que los partidos de oposición no tienen dinero por dos razones básicas: 1) No les han entregado los fondos de la deuda política; y 2) No tienen donantes, ya que mucha gente y empresarios tienen miedo de ser identificados con la oposición. Por lo tanto, no vemos spots de televisión ni vallas en las calles, no se escuchan cuñas en las radios, ni siquiera hemos sabido de eventos de inicio de campaña, todo se reduce a pequeños correlatos en las redes sociales sin mayor impacto; mientras que el candidato oficial del gobierno utiliza su agenda de acciones gubernamentales como guion -BINAES, Miss Universo, lucha contra las pandillas, etcétera- lo cual le alcanza y le sobra para mantenerse en los trending topic de redes, y en noticias nacionales e internacionales (Las portadas de todos los periódicos del 19 de noviembre fueron de Miss Universo).
Inclusive temas negativos al oficialismo, como el caso de la captura del Crook, se vuelven poco relevantes (uno o varios versus 70,000 encarcelados); lo medimos en último análisis, y esto sucede por lo ya explicado en el artículo “Las dos democracias”:
(https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/balances-politicos-/1105312/2023/).
Más allá de estos supuestos e hipótesis debemos incluir en el análisis otras rutas críticas del trabajo territorial que realizan los partidos, iniciativas locales y comunitarias y el impacto que pueda tener la gestión ineficiente de algunas municipalidades; aspectos que podrían tener alguna incidencia en las conductas de los electores.
Como bien sabemos, la seguridad ha sido un factor esencial en el humor social y político de los salvadoreños; junto con la propaganda y el miedo, han constituido una tríada difícil de enfrentar. Puede haber fuertes críticas al método, a los daños colaterales y a los trasfondos de manipulación. No obstante, ha una percepción generalizada y anclada en el Top of Mind de la gente: El país es otro marcado por el surf, pandilleros encarcelados y un boom económico que viene con el Bitcoin.
Así el panorama, cercano a un mes navideño en donde todo el mundo se olvidará de la política, menos unos pocos estrategas. Veremos como amanece en enero…
Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.
Investigador Educativo/opicardo@asu.edu