Por Perdidos entre la permanente puesta en escena de invisibles logros gubernamentales, únicos en el mundo, con que a diario nos indigesta la propaganda bukelista, olvidamos la necesidad más importante y cada vez más urgente que tiene nuestro país: la educación.
Sí, son muchas las necesidades, todas importantes y urgentes, para empezar, el escandaloso aumento de la pobreza, que no se remediará con luces led ni cadenas a nivel nacional con varias horas de duración. Y precisamente los problemas de pobreza y de salud, en último término, son efectos de falta de educación, no solamente una educación formal, sino la que sirve para afrontar los diarios desafíos de la vida, como son la higiene, el orden y la limpieza, la educación vial, la convivencia pacífica y todo aquello que hace la vida simplemente vivible, porque con nuestros niveles educativos tan bajos, no me atrevo a utilizar un término como “vida más placentera”. Eso llegará, espero, después de mucha educación.
Estamos muy atrasados en el tema educativo y prácticamente debemos empezar de cero. Entonces, aprovechar esa situación diseñar para nuestros niños y jóvenes un sistema que los prepare efectivamente para desempeñarse en todos los aspectos de la vida, tanto en lo personal como en lo profesional. Cierto que la formación de los niños es obligación de los padres, no de la escuela. Pero ese es precisamente uno de los más graves problemas que tenemos: la falta de familia, el exceso de familias disfuncionales es causa de que los niños crezcan como mala hierba por falta de cuido y buenos ejemplos. Entonces, la escuela y las empresas, mediante sus programas de capacitación, deben suplir esa carencia y lograr de sus estudiantes y de sus empleados no solamente un buen rendimiento, sino el que sean verdaderamente buenos seres humanos. Y no veamos hacia otro lado: TODOS tenemos la obligación de mejorarnos a nosotros mismos y, siendo un buen ejemplo, procurar que mejoren los demás.
De allí que entusiasma el que, actualmente, más grupos empresariales se suman a formar instituciones educativas. Mi agradecimiento como salvadoreña, porque esa valiosísima iniciativa redundará positivamente en el porvenir de nuestro país. Y añado una petición: que incluyan en sus currículos, las materias que el gobierno “desterró” de las aulas, pero cuya ausencia es notoria en la conducta de nuestra población: Moral, Urbanidad y Cívica. Es decir: que los graduados de las entidades privadas se distingan no solamente por su excelencia profesional, sino por su calidad humana, su trato respetuoso y su buen ejemplo como ciudadanos. Y, óptimo si, por añadidura, se convierten en personas comprometidas en formar buenas familias.
Pensarán que ese tema es personal y en nada involucra a las entidades educativas o de formación profesional. Todo lo contrario: si su objetivo es la creación de ciudadanos de excelencia, debemos tener presente que la base de la sociedad es la familia; y si el gobierno, demasiado ocupado en apantallar al mundo, ha olvidado esa grave responsabilidad, los demás debemos tenerlo presente en todo momento.
Por eso, me alegra tanto que haya nuevos proyectos educativos estrenándose en nuestro país. Ojalá ellos sí logren que, con el paso por sus aulas y la obtención de los títulos que otorguen, nuestro país vaya atesorando ciudadanos cada vez más valiosos, para beneficio de ellos mismos, de sus familias y de El Salvador.
Empresaria.