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Informática social y cambio de conducta

En las familias se deben establecer ciertas reglas básicas para un cambio de conducta positivo, al menos: Respetar horarios sobre el consumo de contenidos en pantallas y combinarlo con actividades físicas; evitar desayunar, almorzar o cenar con el móvil a mano; y evitar que niños (as) tengan acceso a dispositivos móviles en sus habitaciones, sobre todo en la noche. En los colegios, si se permite, el uso debe ser con criterio didáctico.  

Por Óscar Picardo Joao

Bob Kling de la Universidad de Indiana inició en 2003 la línea de investigación “Informática Social” -Social informatics-, estudiando el impacto de las tecnologías de la información y las comunicaciones en la vida de la gente. Como alumno, en 2005 retomé la línea de investigación ampliándola a informática social educativa.

Hoy más que nunca sigue vigente la pregunta: ¿Las tecnologías están cambiando las costumbres, creencias y hábitos de la gente?; y sobre esta cuestión surgen otras interrogantes: ¿los cambios son positivos o negativos?, ¿afectan en la vida de los niños (as)?, ¿cómo impactan las redes sociales el curso de la democracia?; ¿podemos vivir sin internet?; entre muchas otras.

Los ciudadanos construyen su personalidad en sus contextos culturales y en sus sistemas educativos; aparecen conductas o comportamientos, correctos e incorrectos que definen los sistemas de vida.   

Conducta y comportamiento son dos conceptos que suelen confundirse, pero que no son sinónimos. En primer lugar, el comportamiento se puede entender como una supra-estructura que engloba diferentes tipos de conductas. En segundo lugar, hay que anotar que la conducta es una respuesta a un estímulo, y se refleja en la personalidad y en el trato que damos a los demás, mientras que el comportamiento lo hace en situaciones o momentos concretos.

Otra diferencia entre conducta y comportamiento reside en el grado de consciencia. Se considera que la conducta es siempre consciente, pero el comportamiento puede ser también inconsciente.

Existen aspectos psicológicos, genéticos, culturales o económicos que pueden influir sobre el comportamiento. Estas cuestiones son las que provocan que una misma persona presente un comportamiento muy diferente según la situación o el entorno en el que esté. Puede ocurrir que, por ejemplo, el comportamiento sea muy diferente en el contexto laboral y en la vida familiar.

La modificación de conducta podría definirse, de manera sencilla, como la aplicación sistemática de principios del aprendizaje y de la psicología experimental con el objetivo de eliminar, disminuir o modificar conductas que no son adaptativas. Por conductas no adaptativas entendemos aquellas que conllevan sufrimiento, insatisfacción, malestar o problemas a la persona, o que le impiden alcanzar los objetivos. Estos problemas no son considerados como normales o anormales, sino como déficits o excesos comportamentales.

Tal como señala Evelyn Suárez Alvarado (2022): Sabemos que la modificación de conductas es un eje fundamental dentro de la psicología para concretar la mejora del comportamiento del ser humano, de tal modo que sea capaz de desarrollar su potencial y generar oportunidades en su medio que optimizan su capacidad de adaptación al cambio (Martin y Pear, 2008). Ese tipo de modificación de conducta obedece a la aplicación de métodos interactivos en el ámbito psicológico que permiten reducir satisfacción y bienestar, así como la generación de una competencia personal. 

Como parte del desarrollo de estas técnicas han surgido diferentes enfoques, entre los que, a la fecha, predomina el cognitivo y conductual, de tal modo que la puesta en marcha de procedimientos en el tratamiento conductual, a partir del abordaje de la intervención en la actividad cognitiva, genere efectos positivos en la actividad comportamental.

Las técnicas de modificación de conducta son esas estrategias que se diseñan y establecen con el objetivo de cambiar la forma de actuar o responder de una persona. Es decir, se basan en la aplicación de principios de aprendizaje y psicología que sirven para reducir, cambiar o eliminar conductas que no son correctas.

Aunque la modificación de conducta ha sido vista como una técnica manipuladora por algunos críticos, lo cierto es que se ha convertido en una herramienta que ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas, sean éstas:Reforzamiento (e intermitente), extinción, castigo o moldeamiento. Al menos, sabemos que se pueden propiciar o estimular ciertos hábitos para el cambio conductual positivo, y eso es parte de la educación.

Ahora bien, volviendo a nuestras preguntas iniciales, existe la preocupación sobre el impacto de las tecnologías en las capacidades epistemológicas y cognitivas de los niños (as); ¿qué sucede cuando un niño (a) en edad escolar pasa muchas horas frente a un móvil o pantallas?

En primer lugar, en los centros educativos estamos observando con más frecuencia diversos fenómenos: Déficit atencional, bullying, consumo de Metilfenidato(Ritaline o Concerta), obesidad, retrasos en el desarrollo del lenguaje y en la lecto-escritura; entre otros. 

Mayo Clinic en su espacio Healthy-lifestyle/childrens nos advierte: “El exceso de tiempo frente a la pantalla y la exposición habitual a contenidos de poca calidad se asocian a lo siguiente: Obesidad; Horarios inadecuados de sueño y no dormir lo suficiente; Problemas de conducta; Retrasos en el desarrollo del lenguaje y de las habilidades sociales; Violencia; Problemas de atención y Menos tiempo de aprendizaje”.

La Academia Estadounidense de Pediatría desaconseja el uso de los medios audiovisuales, con excepción de las videoconferencias, en el caso de niños menores de 18 meses. Si se introduce los medios digitales a niños (as) de 18 a 24 meses, se debe asegurar la pertinencia y calidad,evitando el uso de los medios cuando están solos. Para niños de 2 a 5 años de edad, es importante limitar el tiempo de pantalla a no más de una hora al día de programación de alta calidad.

El juego cooperativo, la imitación, el uso de juguetes, el garabateo, son elementos esenciales en el desarrollo de la plasticidad cerebral y la motricidad para un crecimiento normal; no podemos ir en contra del proceso de transformación digital, no obstante es fundamental equilibrar los tiempos de consumo. Los niños (as) necesitan correr, jugar, moverse, interactuar, administrar su día, y el estar sentado frente a una pantalla por horas no es aconsejable ni positivo.

En las familias se deben establecer ciertas reglas básicas para un cambio de conducta positivo, al menos: Respetar horarios sobre el consumo de contenidos en pantallas y combinarlo con actividades físicas; evitar desayunar, almorzar o cenar con el móvil a mano; y evitar que niños (as) tengan acceso a dispositivos móviles en sus habitaciones, sobre todo en la noche. En los colegios, si se permite, el uso debe ser con criterio didáctico.  

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.

Investigador Educativo/opicardo@uoc.edu

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Educación Opinión

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