El proyecto Iyulutepet demuestra que en nuestro país se están haciendo grandes esfuerzos por preservar la biodiversidad.
Recientemente nos hemos dado cuenta por medio de varios videos de las denominadas cámaras trampas divulgadas en las redes sociales, en donde pequeñas posas ofrecen agua a una cantidad enorme de animales. En los videos aparecen: mapaches, tigrillos, zorrillos, osos hormigueros, cotuzas, zorros, armadillos, pájaros carpinteros, etc. Un santuario natural como ningún otro, candidato para ganarse un premio de preservación ambiental; es más, si existiera un Premio Nacional de la preservación de la Biodiversidad, el proyecto Iyulutepet sería el ganador.
Es un proyecto ambicioso que debería contar con el apoyo presidencial y del Estado (con las instituciones vinculadas a la agenda ambiental), así también el fondeo por parte de los organismos internacionales que tanto hacen hincapié por estos temas, como la misma ONU, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
Los proyectos de preservación son caros y necesitan de la ayuda externa, de lo contrario peligran en parar o estancarse y eso es contraproducente. También es la oportunidad del apoyo del sector privado, oportunidad para desmarcarse del Greenwashing para algunos.
Para explicar un poco sobre este ambicioso proyecto, desde su nombre en náhuat - pipil: I-Yulo- Tépet. Yulo, corazón y Tépet, monte, o “El corazón de la Montaña”. Su nombre describe el objetivo del proyecto en preservación y resguardo de la biodiversidad, algo que se martilla a nuestros países subdesarrollados, pero aún con recursos naturales a su favor en las cumbres climáticas.
El proyecto se sitúa en el departamento de La Paz, en la denominada región de los Nonualcos, en el cerro Nahuistepeque. Dicho santuario natural tiene una extensión de más de 5 manzanas y se tipifica como una área natural protegida - privada. Arrancó dicho proyecto en el año 2022 con un grupo de personas entusiasmadas y comprometidas con el medio ambiente y la biodiversidad, específicamente para preservar los corredores biológicos de esa importante zona y evitar que ante el avance de la urbanización y la agricultura las especies, por buscar otro hábitat y agua, pudieran morir atropellados en las carreteras.
Uno de los grandes logros y rescates de este grupo de personas es la revitalización del cerro, sobre todo con los proyectos de reforestación (siembra de 1,000 árboles).
Una luz de esperanza en materia ambiental, Iyulutepet nos ha demostrado que cuando existe la voluntad y el compromiso se pueden lograr grandes hitos en materia ambiental y, a nuestra manera como país, contamos con nuestra carta de protección ambiental a nivel internacional, así como lo hace Guatemala, Costa Rica y México.
Ojalá que otros países lo conozcan y apoyen dicho proyecto. Además es una escuela ambiental en potencia, algo que debería ser un proyecto educativo, a nivel institucional resurgir futuros protectores del medio ambiente. Algo importante: se necesitan fondos, dinero para sostener, pagar, invertir, no es solo de buena voluntad, también se necesita el factor económico. De lo contrario,el proyecto no podrá seguir caminando y estará vulnerable a muchas amenazas, incluso, de perder la reserva.
En las cámaras trampa que el proyecto ha difundido en las redes sociales, aproximadamente se han registrado 15 especies, entre ellos : mamíferos, aves y reptiles, llegando a esas pozas, eso demuestra lo sano y lo estable ambientalmente de la zona de los Nonualcos.
Para respaldar proyectos como Iyulutepet se deben documentar con estudios y datos que agregarán más valor y se abre la puerta para el apoyo de los bonos de carbono para este proyecto. Así también las certificaciones de descarbonización, ya que todos los proyectos que se lleven a cabo en el área aportan para aplicar a la certificación. No hay que echar el esfuerzo en saco roto, todo se debe registrar y divulgar, cuando se pueda, los aportes al medio ambiente por parte de Iyulutepet.
Ojalá y se sigan replicando más Iyulutepet, zona protegida del Río Sapo en Morazán, el resguardo de Nancuchiname y la reserva de los monos araña en el oriente del país. Que no se pierda nada, más bien, que se vayan recuperando zonas, incluso dentro del área urbana.
En X @Chmendia