Cada tantos años la Unión Europea (UE) presenta una estrategia para mejorar su economía. El reporte Draghi, que salió este mes, es el más reciente y llama la atención sobre lo que varios observadores también han estado documentando: la economía europea se está quedando cada vez más atrás de la estadounidense.
Según Mario Draghi, ex primer ministro italiano y autor del reporte, desde el 2002 al 2023 la brecha entre las dos economías en términos del PBI ha crecido del 15% al 30%. Esto se debe mayormente a una productividad mucho más baja en Europa que en Estados Unidos.
Los estadounidenses se están volviendo notablemente más ricos que los europeos. Desde el 2000, por ejemplo, la renta real disponible por persona ha crecido casi el doble en Estados Unidos que en la UE. El ingreso promedio del europeo se encuentra un 27% por debajo del estadounidense y el salario promedio está un 37% por debajo, según el analista Fareed Zakaria.
El centro de investigación europeo Ecipe comparó el ingreso per cápita de los países europeos con el de los estados de Estados Unidos y encontró que buena parte de Europa está al nivel de los estados más pobres de Estados Unidos. El ingreso promedio francés, por ejemplo, está por debajo del de Arkansas, el cuadragésimo octavo estado más pobre de Estados Unidos. Y Alemania tiene un ingreso similar al de Oklahoma, el estado que ocupa el lugar 38 en esa lista.
“Si la tendencia continúa”, observa Ecipe, “la brecha de prosperidad entre el europeo y el estadounidense promedio en el 2035 será tan grande como la del europeo y el indio promedio en la actualidad”.
El reporte Draghi culpa del atraso a la caída de la productividad y a la falta de innovación. En los 90, la productividad laboral llegó a ser el 95% de la estadounidense. Ahora representa solo el 80%. Para innovar en Europa uno enfrenta demasiados obstáculos. Eso explica por qué solo cuatro de las 50 empresas tecnológicas más importantes del mundo son europeas.
Mientras surgen nuevas industrias en Estados Unidos, “Europa está estancada en una estructura industrial estática”, dice Draghi. Lo que gastan las empresas europeas en investigación e innovación es la mitad de lo que gastan las estadounidenses (como porcentaje del PBI). A pesar de que los ahorros familiares de los europeos son más altos que los de los estadounidenses, “no se canalizan eficazmente hacia inversiones productivas”.
Otro problema es que los costos energéticos europeos son excesivamente elevados. El precio de la electricidad en Europa es entre dos y tres veces más alto que en Estados Unidos y el del gas es entre cuatro y cinco veces mayor.
El reporte Draghi reconoce que hay barreras regulatorias que inhiben el crecimiento. Resalta la variedad de leyes nacionales que incrementan el costo de hacer negocios y reducen las economías de escala en lo que debería ser un mercado único europeo.
Para estimular la innovación, no obstante, el reporte recomienda una estrategia industrial que incremente la inversión anual por 800.000 millones de euros, equivalente a casi el 5% del PBI de la UE. Pero una de las grandes diferencias con Estados Unidos, que tiene un mercado libre enorme y bajos costos de energía, es precisamente que no tiene una estrategia industrial. Como porcentaje de su economía, el gasto público en investigación y desarrollo en Estados Unidos es menor que en Europa.
La propuesta de Draghi recuerda la estrategia de Lisboa que la UE presentó en el 2000 y que prometió “convertirnos en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos”. Esta vez, en lugar de más gasto y planificación, mejor sería enfocarse en reducir los desincentivos a la innovación.
Este artículo fue publicado originalmente en El Comercio (Perú) el 24 de septiembre de 2024.