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Hay hamburguesas. ¿Va a querer, amor?

Diputados muestran fotos de precios de los bienes y servicios en Estados Unidos como si el hecho de que sean más baratos en El Salvador fuese obra del “buen gobierno del presidente”, cuando en realidad es que aquí son más baratos simplemente… porque somos más pobres y, por tanto, tenemos menos poder adquisitivo.

Por Maximiliano Mojica
Abogado, máster en leyes

Realmente no conozco a muchas personas -a parte de la opinión calificada de mi hija menor-, que no les gusten las hamburguesas. A mí, en lo particular, me fascinan, tanto, que no tendría inconveniente en desayunar una (espero que mi cardiólogo no esté leyendo esta columna…).


Lo interesante es que, a parte de su exquisito sabor y de ser una comida completa (contiene proteínas, vegetales y carbohidratos), resultan útiles para analizar la salud de una economía al comparar su calidad, tamaño y el tipo de instalaciones que las ponen a la orden del público; así como por medio de la comparación de precios que se logra por la aplicación del “Índice Big Mac”.


El Índice Big Mac es un estudio económico publicado por la revista The Economist, que permite comparar el poder adquisitivo que poseen los ciudadanos o residentes de distintos países donde se vende la hamburguesa Big Mac. Recordemos que el “poder adquisitivo” está determinado por los bienes y servicios que pueden ser comprados dentro de una economía dada, con una suma específica de dinero, en un período de tiempo determinado.


Por tanto, es significativo que en El Salvador un combo de Big Mac cueste $5.00, pero en Estados Unidos cueste $10.50; entonces ¿podríamos afirmar que “tenemos una súper buena economía, muy bien administrada, ya que en El Salvador el Big Mac cuesta menos de la mitad que en USA”? La realidad es que no, de hecho, sucede lo contrario: el poder adquisitivo del salvadoreño promedio es muy bajo, de ahí la variación de precios. Entre más baratos son en una economía dada, es porque los individuos que viven en esa misma economía tienen bajo poder adquisitivo, o dicho de una forma menos técnica: son más pobres.


Les explico: un obrero, mesero, dependiente de tienda por departamentos, motorista, etc, a nivel promedio, en Estados Unidos gana $15 la hora como salario mínimo, es decir, se puede comprar un combo de Big Mac con menos de una hora de su trabajo productivo al día; mientras que, en El Salvador, ese mismo empleado gana $11.81… al día, por lo que, para comprar ese mismo combo debe invertir 4 horas o lo que es lo mismo, la mitad de su jornada laboral (ya que son pocas las empresas que reconocen el pago de horas extra, el esfuerzo invertido en la compra de un combo puede ser aún mayor). Las cosas se ponen más complicadas si analizamos los países europeos: Mónaco, Holanda, Irlanda y Suecia, ese mismo combo supera los $15.00.


No obstante que la comida rápida es de bajo costo, diseñada para ser consumidas por personas de “bajo poder adquisitivo”, en América Latina y especialmente en El Salvador, la comida rápida se ha convertido en un producto de lujo moderado, que está al alcance únicamente de clase media en adelante; ya que para una persona que gane el salario mínimo o incluso un poco más, la comida rápida es un lujo que escapa del bolsillo familiar y se consume nada más en fechas especiales.


Los locales en que se han desarrollado también nos confirman lo anterior: mientras que en otros países, los locales que venden hamburguesas se perciben relativamente menos presentables y se encuentran ubicados en áreas populosas, en El Salvador los locales de venta de hamburguesas y pizzas, son locales muy presentables y limpios, con baños constantemente sanitizados, áreas de juego para niños y venta de cafés gourmet y postres; todo orientado a satisfacer a una clientela más sofisticada… de un mayor poder adquisitivo.


De hecho, los locales de venta de comida rápida están ubicados en zonas como Santa Elena, San Benito, la Escalón. Hay muy pocos más allá del Boulevard de Los Héroes y son prácticamente inexistentes en zonas densamente pobladas como el centro de Soyapango, Ilopango y San Martín.


Es por esto que causa un poco de risa (…reímos para no llorar), cuando diputados muestran fotos de precios de los bienes y servicios en Estados Unidos, como si el hecho que sean más baratos en El Salvador fuese obra del “buen gobierno del presidente”, cuando en realidad es que aquí son más baratos simplemente… porque somos más pobres y por tanto tenemos menos poder adquisitivo.


Cuando algunos funcionarios emiten opiniones sobre economía, Adam Smith se revuelve en su tumba.


Abogado, Master en leyes/@MaxMojica

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