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Los verdaderos conspiradores

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Por Manuel Hinds
Máster Economía Northwestern

El mundo ha estado dando pruebas de locura avanzada en los últimos años—desde la inversión de enormes cantidades de dinero en cripto monedas que no sirven para nada hasta los gestos monomaníacos de Vladimir Putin que amenaza con una guerra nuclear al mundo si no lo dejan reconstruir el viejo imperio de los zares. En esta semana se han dado dos eventos que refuerzan la idea de que el mundo ha perdido la razón.


El primero lo protagonizó Donald Trump, que sigue diciendo que perdió la presidencia porque le hicieron fraude. Refiriéndose a su pérdida en 2020, dijo Trump: “Un fraude masivo de este tipo y magnitud permite la terminación de todas las reglas, regulaciones y artículos, incluso los que se encuentran en la Constitución”. No es la primera vez que Trump quiere saltarse la constitución, para quedarse con la presidencia, pero nunca lo había dicho tan claramente. En este caso, es muy fácil darse cuenta de que lo dice porque ya se dio cuenta que los candidatos que el apoyó todos perdieron en las elecciones del mes pasado, lo que indica que él probablemente perderá en 2024.

El segundo evento: el miércoles recién pasado el gobierno alemán realizó una barrida de potenciales terroristas en todo su territorio, decomisando grandes cantidades de armas y municiones y requisando evidencias de la existencia de grandes redes de terroristas de extrema derecha en todo el país.


Los capturados forman parte de una unión cada vez más coherente de Supremacistas Blancos, neonazis, y monarquistas, llamados los Ciudadanos del Reich, que no reconocen el régimen actual de Alemania, que creen que no es un gobierno de verdad sino una corporación de negocios creada por el Occidente al final de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo es derrocar a este gobierno y reinstalar el Segundo Reich, que colapsó en 1918, poniendo a su cabeza a un Kaiser que sería el Príncipe Enrique III de Reuss, admirador de Adolfo Hitler, que también fue capturado.


Internacionalmente, tienen gran simpatía por Vladimir Putin y por Donald Trump y se han vuelto seguidores de QAnon, un movimiento de extrema derecha estadounidense liderado en las redes sociales por una persona anónima que se supone que tiene la autorización más alta de su país para conocer secretos (la clasificación Q en el nombre, seguida de Anon por anónimo). Muchos de sus seguidores piensan que QAnon es el mismo Donald Trump, que está luchando, dicen ellos, contra una gran conspiración de oscuros grupos que quieren dominar al mundo.

La popularidad de QAnon entre estos grupos alemanes comenzó cuando, hace unos años, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) realizó ejercicios militares en el vecindario de Alemania. QAnon les dijo que Donald Trump era su aliado y que iba a usar esas tropas para invadir Alemania y reinstalar el Segundo Reich. Por supuesto, como todas las predicciones de QAnon, esta nunca se realizó, pero, igual que todos los que quieren creer cualquier tontería, la siguieron creyendo aunque era obvio que era mentira.


Sería muy fácil descartar esta noticia como una más de las tonterías asociadas con QAnon. El número de los capturados, veinticinco, es muy bajo, y su categoría, aunque entre ellos hay militares y políticos, tampoco llega a ser alta. Uno puede hasta sorprenderse de que la fiscalía federal de Alemania haya dado tanta importancia a este caso. Pero hay otros datos asociados que le dan más seriedad. Los implicados en la organización Ciudadanos del Reich son muchos más que los capturados y, entre los militares, pueden representar la mayoría de las fuerzas especiales alemanas, lo cual le da credibilidad a los planes que tenían de matar a muchos políticos y militares altos en el día de su insurrección. Si bien no tendrían la fuerza de botar al gobierno alemán, sí la tenían para causar un baño de sangre y añadir mucha inestabilidad a la ya existente en el mundo entero.


Todo esto—una organización que se dedica a inventar ridículas teorías de conspiración y atrae a seguidores de Donald Trump, Vladimir Putin y Adolfo Hitler para dar un golpe de estado en Alemania y reestablecer un Kaiser nazi—pareciera ser la trama de una mala película de espionaje. Sin embargo, es la realidad. Y está pasando porque la gente se traga esas teorías de conspiración de QAnon sin darse cuenta de que las únicas que existen son las que ellos mismos se inventan para llevar adelante sus ambiciones de poder y reinstalar el pasado más negro en nuestro futuro. ¿Qué más pruebas quieren de las ambiciones descarnadas de Putin, de Trump y los neonazis y de su decisión de pasar por encima de cualquier cosa para lograrlas? Ellos son los conspiradores.

La gente tiene que dejar de comulgar con las ruedas de molino que les pasan por las redes sociales los troles de QAnon y organizaciones similares que manipulan a los pueblos para llenar las ambiciones tiránicas de sus líderes.


Máster en Economía
Northwestern University

KEYWORDS

Donald Trump Opinión Ultraderecha

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