¿Sería Donald Trump galvanizado con sus soportes, después de su acusación formal por el procurador Alvin Bragg? Por cierto, mientras la campaña para las primarias republicanas que había lanzado desde noviembre del año pasado parecía empantanarse, el expresidente estadounidense se ha vuelto el centro de la atención pública y de los debates en los Estados Unidos de América.
Declarándose “no culpable” de los hechos que le están reprochando, Donald Trump se posiciona sobre el único terreno político de actualidad que lo motiva: las elecciones presidenciales. Tendrán lugar en noviembre de 2024 y el ex-mandatario está convencido de poder ganarlas. Lograría un “come back” histórico y bastante “barroco” tanto las amenazas judiciales están surgiendo mientras las tensiones internacionales se refuerzan, y las peripecias se repitieron desde el final de su primer periodo presidencial.
Desde pocos días, el ex-mandatario esta inculpado haber “falsificado en varias ocasiones, informes comerciales para ocultar comportamientos criminales que ocultan informaciones dañinas para el electorado durante la elección presidencial de 2016”.
Las acusaciones llevan sobre unos 130,000 dólares que el ex-abogado de Trump, Michael Cohen, pagó para “asfixiar” una supuesta relación con Stephanie Clifford, del entonces candidato presidencial. Pero, la clave del debate judicial consiste en el hecho de que este pago haya sido hecho sobre los fondos de campaña. El entonces abogado hubiese recuperado el monto a través de una provisión mensual, “disfrazada en pagos para los servicios jurídicos”. Este tipo de delito se vuelve “crimen”, según la ley, solamente cuando está “relacionado con una intención de cometerlo, disimular a otro o ayudar en disimularlo”.
Por cierto, es una clave del debate con los 34 cargos contra Donald Trump. Declarándose no culpable y regresando desde Nueva York a su residencia de Mar-a-Lago, Florida, el expresidente estadounidense denunció una “politización” de la justicia, afirmando que “nunca había pensado que tal cosa sucediese en América”. Queriendo aparecer como el último escudo de la nación contra “los que la quieren destruir”, logró concentrar la atención.
Despliego nociones que alimentaron su mandato y le servirán en los próximos meses. Refiriéndose a sus adversarios, afirmó que “no pueden vencernos en las urnas, lo intentan hacer en los tribunales”. Desarrolla una postura de victimización haciendo prevalecer la idea de un “deep state”, un “Estado profundo”. Esta idea hace referencia a la supuesta existencia de una organización paralela estatal, controlando las decisiones esenciales. En esta prolongación, estaría “ahorcando” la voluntad popular que estaría, en este caso, expresada a través Donald Trump. A raíz de una actualidad jurídica, Donald Trump pudo difundir un mensaje político: la maniobra consiste en movilizar su campo dando la sensación de una nueva “galvanización”. La próxima audiencia ha sido programada para el próximo 4 de diciembre, en el marco de una inculpación inédita y, a la vez, histórica.
Desde ahora, Donald Trump logró poner a los demás candidatos o pre-candidatos a las primarias republicanas frente a un dilema: hoy en día, criticar al expresidente puede parecer como un factor de división de su campo, en favor de los demócratas. Apoyarlo vuelve a reconocerlo como el candidato natural del Partido Republicano.
Cuán sensible ha vuelto el agenda judicial del ex mandatario. Investigaciones siguen vigentes sobre varios temas: el asalto del Capitolio en enero de 2021, las condiciones de las elecciones en noviembre de 2020, en Georgia, tanto como los documentos federales encontrados en Mar-a-lago cuando hubiesen tenido que ser entregados a los archivos nacionales al fin del periodo presidencial. Trump no varía de su táctica que consiste en presentarse como víctima de una persecución por ser el candidato del “verdadero pueblo” contra una élite que lo quisiera hacer callar.
Frente al tribunal penal de Manhattan y al procurador Alvin Bragg, Donald Trump dijo que el “acta de acusación” era un vacío, pero recibió como respuesta del procurador que “la ley es la misma para todos” . El juez Juan Merchan afirmó que un juicio podría tener lugar en enero de 2024, año electoral de suma importancia. Es una de las razones por las cuales los abogados de Donald Trump pidieron un cambio de sitio del juicio, en Staten Island, distrito más conservador. La batalla se anuncia ruda: los argumentos hacen referencia por ambas partes, a la democracia, a la justicia, a la defensa del interés general. Tantos conceptos esenciales para la coherencia de un proyecto en común de la nación, hoy en día atrapado en las turbulencias del debate político, deteniendo el potencial en dañar la imagen de la democracia y justicia norteamericana, en un contexto internacional puesto bajo tensiones.
Politólogo francés y especialistas en temas internacionales