El organismo internacional Reporteros Sin Fronteras (RSF) publicó el 20 de junio de 2023 el mapa de los flujos migratorios de los periodistas, estableciendo que los principales destinos de estos profesionales para resguardar su integridad son Estados Unidos y Europa.
El exilio de comunicadores, a causa de la persecución en sus países de origen, se repite en distintos países como Nicaragua o el de países en guerra como Ucrania, Sudán y Siria.
América Latina es un territorio violento contra periodistas. Según la UNESCO, la cifra de asesinatos fue de 61 en 2022 y México es el país con más crímenes de este tipo con 19.
Centroamérica no es una región que queda exenta de este drama, sobre todo en países como Nicaragua, Guatemala y El Salvador.
En Nicaragua, la dictadura cerró 54 medios nacionales y 13 locales hasta septiembre de 2022. Mantuvo a ocho trabajadores de medios en la cárcel, que luego desterró. Confiscó redacciones de CONFIDENCIAL, 100%Noticias y el diario La Prensa, en su lugar fueron inaugurados centros de atención médica y educación técnica estatales.
La represión ha continuado contra los ciudadanos. El exilio y la batalla por la verdad también. Según el organismo Voces del Sur, que lleva un registro sobre agresiones a la libertad de prensa en Nicaragua, al menos 208 comunicadores salieron de Nicaragua desde 2018. La dictadura también los despojó de su nacionalidad, ordenó el decomiso de sus bienes, declarando “traidores a la patria” a un grupo de 94 ciudadanos el 15 de febrero de 2023.
El ejemplo de Nicaragua con una clase política corrupta y represiva que busca prolongar el sistema político se repite en la región centroamericana, cruzada por la violencia de las pandillas, dictaduras y la migración en su historia.
Con discursos estigmatizantes contra el periodismo los gobernantes llaman a los periodistas, enemigos del pueblo, hijos de Goebbels o aliados de pandillas, la salida de sus respectivos países en búsqueda de un lugar seguro para seguir informando es una realidad compartida por periodistas de Guatemala, Nicaragua y El Salvador.
Al menos 250 comunicadores sufren desplazamiento, en Nicaragua 208 comunicadores; le sigue Guatemala con 28 periodistas y la Asociación de Periodistas en El Salvador (APES) reporta que 16 profesionales han debido movilizarse a lo interno o buscar el exterior en los últimos dos años.
Existen una serie de mecanismos para perseguir al periodismo como el cierre de medios, las acusaciones judiciales, el destierro y una propaganda de agresión dirigida a los profesionales y expresada a través de las redes sociales. Otra herramienta ha sido el uso del software Pegasus, de la empresa israelí NSO Group, para espiar teléfonos celulares de periodistas, como ocurrió en El Salvador.
Gabriel Labrador, relator de libertad de Prensa de APES, dijo que están alarmados por el patrón de prácticas del régimen salvadoreño que carcomen la libertad de prensa. También por la tolerancia a estos abusos de poder.
El impacto en el ejercicio periodístico es evidente: autocensura, desplazamientos de comunicadores para resguardar su integridad, denuncias de “vulneraciones” en coberturas en los territorios que están controlados por las fuerzas de seguridad.
En Guatemala, el domingo 20 de agosto de 2023, millones de guatemaltecos estaban emocionados por una jornada electoral, en la que aspiraban a salvar la maltrecha democracia de su país. Terminaría con esperanza tras la victoria de Bernardo Arévalo.
A diferencia de Nicaragua y El Salvador, donde la figura del hombre fuerte ha doblegado a las instituciones, un pacto entre corruptos se tomó Guatemala y ha instrumentalizado a la justicia, persiguiendo a exfiscales y periodistas que investigaron o divulgaron las investigaciones de la desaparecida Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIG).
Abogada y defensora de derechos humanos