Siempre, en el Día del Maestro, se escriben muchos artículos acerca de nosotros, pero pocas veces un maestro habla de lo que la docencia significa para el o ella. En mi caso, desde mi primer año de maestra en 1989, la docencia siempre fue una de las alegrías más grandes de mi vida. Así que hoy, quiero agradecerles a ustedes, mis alumnos, que si sumo fácil llegan a los mil, por la vida feliz que me regalaron.
Recuerdo mi primer trabajo de docente, todavía en los años del conflicto armado. Algunos recordarán como teníamos que salir del colegio para tener Educación Física y los llevábamos a una piscina por Jardines de Guadalupe. Recordaran como un día, mientras nadábamos, la guerrilla disparó un misil hacia la ahora Torre Cuscatlán y vimos caer los vidrios. Nosotras, las maestras, solo metimos las cabezas de los que pudimos al agua.
Casi diez años después, con otro grupo de alumnos, en otra institución educativa, mi clase fue interrumpida por el anuncio que habían atacado las Torres Gemelas. Recuerdo cómo subimos a la Biblioteca y vimos, con horror, como se desplomaban. Eso fue hace 22 años. Probablemente ustedes les contaran a sus hijos ese día como el día que ustedes vivieron la historia.
Ustedes, mis alumnos, fueron los que me motivaron a irme a Chile, a especializarme en necesidades específicas de aprendizaje. Durante muchos años, muchos pasaron por mi clínica de terapia educativa. Me enorgullece saber que muchos sacaron maestrías, y que son muy exitosos, pues sé que tuvieron que trabajar el doble para lograrlo. También me alegra saber que aquellos con los que trabajé en un programa especializado supieron usar su derecho de abogar por ustedes mismos, desafiar los convencionalismos sociales y escoger carreras no tradicionales. Me alegra que una es dueña de una empresa de entrenamiento canino,que otra trabajó con una prestigiosa diseñadora salvadoreña, que otros dos son chefs graduados de prestigiosas academias culinarias y una se haya convertido en artista plástica. Me alegra ir al restaurante de otra a desayunar, porque sé la calidad de persona que es, y que es el esfuerzo de muchos años de trabajo. También me alegra saber que entre ustedes tengo "colegas", ya que decidieron ser educadoras y educadores por elección, como lo fui yo.
Durante seis años fui docente universitaria. Mi cátedra era "Ética de la Traducción" e "Interpretación Simultánea" (soy traductora por segunda opción de carrera), pero rápidamente nos acostumbramos a quedarnos platicando durante los recesos. Una de ustedes es ahora gerente de una organización internacional, para lo cual tuviste que aprender otro idioma y otra cultura, pero tu trabajo ha dado frutos. Cada vez que te veo en el diario y en las redes, me siento orgullosa de haber sido tu "Licenciada". Otra vive en Japón, dónde es maestra. Durante un tiempo, muchos de ustedes trabajaron conmigo mientras fui gerente de un centro de idiomas. Lamentablemente, la pandemia y disposiciones internas de la institución me impidieron despedirme de ustedes al final del 2020 como hubiera querido, pero créanme que para mí fue un orgullo enorme verlos desarrollarse en su carrera,ver que ganaron becas y buscaron sacar maestrías, y me alegra ver que muchos son ahora docentes universitarios también.
Cuando era joven, una de mis mentoras me dijo que un maestro nunca envejecía. Es hasta ahora, a un paso de jubilarme, que me doy cuenta que estoy vieja. Gracias a ustedes, tuve una juventud permanente. Con ustedes pasé del teléfono de disco al teléfono celular. Ustedes me enseñaron a usar el Hotmail Messenger, el Blackberry Messenger, el WhatsApp, el Ipod y Spotify ("es que hay que estar a la vanguardia de la tecnología, Miss"), y me mantuvieron al tanto de lo que eran las tendencias en música, moda, maquillaje, redes sociales, películas, series, viajes y estilo de vida. La IA ya la aprendí a usar sola,al igual que el skin care.
Ustedes me inspiraron frases célebres, que salieron del alma, como: "Esta clase no te sirve para nada, pero tenés que pasarla, cariño". Otras quedarán por siempre en nuestra memoria y corazón, como mi apreciación del interés de la Promoción 2007 por la página 78 y 79 de "El Color Púrpura". Ustedes me hicieron reir con sus locuras y sacaron toda mi creatividad, hasta para crear un pase con el que NO quisieran ir al baño jamás. Tuve que aprender a diferenciar entre gemelos, pues eran tan idénticos que, si había dos exámenes, cada uno estudiaba para uno y lo repetía si uno no tenía cuidado. Con muchos compartimos viajes a competir en el Tazón del Conocimiento y fuimos tri campeones, además de pasar aventuras como recoger a algunos en la frontera de Chalatenango porque se les olvidó el permiso de sus padres para salir del país (después de como mil recordatorios, tres memos y veinte correos), que se cayera el lavamanos de un hotel (aún no les creo que sólo se cayó, pero bueno), y bajarnos a jugar cartas mientras se dispersaba una manifestación pacífica a media carretera ("eso nos dijeron que hiciéramos los del equipo de volleyball, Miss"). Una de ustedes, de nacionalidad norteamericana, fue la autora de la mejor frase que jamás oí de una primera bachiller, "El Salvador me enseñó...que todo es mejor con sal y limón". Esta "bicha" que se enamoró de El Salvador esta a punto de iniciar su Doctorado.
Muchas personas me dijeron que yo desperdiciaba mi vida y mi buen CUM de Bachillerato si estudiaba educación. Difiero. Sí, quizás hubiera ganado más dinero siendo economista, pero me hubiera perdido las profundas discusiones acerca de la vida, política, religión, historia, entretenimiento, y etc que tuve con ustedes. Tampoco hubiera tenido la satisfacción de tenerlos en mi Facebook (y ahora en Instagram) y verlos pasar por las aulas universitarias, casarse, y ver nacer y crecer a sus hijos. Y jamás hubiera tenido el placer de sentirme una celebridad cuando, diez o veinte años después de pasar por mi salón de clases, nos encontramos en algún lugar, me dan un abrazo y me presentan a su familia en vivo y a todo color y le dicen a sus hijos "ella fue mi miss". O me mandan un pedazo de pastel porque estamos en el mismo restaurante y es mi cumpleaños.
Si no hubiera sido por ustedes, ya siendo gerente, no hubiera iniciado la moda de decorar las oficinas de un asocio público-privado para cada fecha del año y buscar que, aunque no asistieran a escuelas bilingües biculturales, tuvieran búsquedas de huevos de Pascua MASIVAS (una vez escondimos casi mil huevos y dejamos la tienda barrida). Tampoco hubiera animado a sus maestros a armar programas navideños que a veces eran bien sui generis. Todavía tengo un video dónde todo un Nacimiento baila Jingle Bell Rock. Sin comentarios. Y claro, si no hubiera sido por ustedes,no hubiera conocido a tantas personas maravillosas que compartieron conmigo la docencia y que a su vez me enseñaron ya fuera como mentores o como compañeros.
Así que, en este Día del Maestro, le doy gracias a todos aquellos que me hicieron la Miss, la Licenciada, la Carmen; los que tuvieron que leer "Historia de un Alma" sin entender por qué (me van a contar en unos años), a los que escribieron ensayos en los que mataban al protagonista de "Hamlet" en el segundo párrafo y milagrosamente reaparecía en el cuarto ("¿Resucitó?" escribí en dicho ensayo) o,mientras era gerente, entraban en mi oficina a hablar de sus sueños y sus luchas. Gracias a los que me hicieron reir a escondidas con sus travesuras fuera de serie y a los que me inspiraron con su perseverancia para lograr sus sueños, los que me hacen querer intentar cosas nuevas gracias a su talento en las artes. Gracias a ustedes que marcaron cada época del año durante tanto tiempo, y me llenaron el corazón con sus detalles. Ustedes son y seran siempre parte de mi vida, y sepan que por ustedes ha sido felíz y plena.
Con todo cariño,
La Miss Carmen
La Miss Marón
La Licenciada.