Por La vida es agradable, la muerte es pacífica (anónimo).
Todo depende de cada quién. Es decir, de acuerdo a como cada uno tome el sentido de su propia v ida. Porque, por ejemplo, alguien que sufra de una enfermedad terminal, se sienta feliz de su vida, a menos que sea muy razonable y esté conforme con su propia realidad.
Hay muchas frases acerca de la vida, como ésta: “Vida, nada me debes; vida, nada te debo. Vida, estamos en paz”.
Y esta otra: “En vida, hermano, en vida. Ya fallecido el homenajeado, ¿De qué sirven los estímulos?”.
Y canciones populares, como la que dice: … “Si quieres mi vida, mi vida te doy, qué más da que la gente nos diga: Conozco a los dos…”.
Aristóteles (h. 384 a. C. -322 –A. C., filósofo de la antigua Grecia, dijo: “El sepelio de un ser humano debe ser sencillo, porque homenajes y ofrendas florales, sólo sirven para satisfacer la vanidad de los vivos”.
El escritor colombiano José María Vargasvila, Bogotá (1860- Barcelona, 1933), y quien escribió las novelas “Amor de Ibis”, “Rosas de la tarde”, Flor de fango” y “La simiente”(en las cuales denota su amor por la Naturaleza”), sugirió un consejo tan desalentador como fatídico, a l decir:
Veamos, entonces, lo que grandes pensadores escribieron frases acerca de la vida:
Fernández de los Ríos: “La creencia en una idea constituye la vida íntima de una nación. La vida es el movimiento: para moverse es preciso querer, saber lo que se quiere”.
Erina: “La vida no es más que un punto donde el hombre espera el amor, la gloria y la fortuna; la única que acude a la cita es la muerte”,
Ludwig Feuerbach: “El secreto de vivir mucho tiempo consiste en vivir lentamente”.
Y ahora veamos lo que famosos pensadores dijeron acerca de la muerte:
Louis Bonold: “El miedo a los muertos garantiza a los vivos”.
Manuel de Cabral: “Hay muertos que van subiendo cuando más su ataúd baja”.
Manuel Gutiérrez Nájera: “Cuántos besos dormidos en la sombra/ y la muerte, la pálida , qué lejos”.
Juana de Ibarborou: “Yo que soy tan pequeña y liviana/qué montón tan exiguo de polvo/seré cuando muera”.
Temerle a la muerte es algo natural en el ser humano. Pero sepamos que algún día tenemos que morir y entregar nuestros pecados al Todopoderoso, para que´Él nos juzgue o nos condene según haya sido nuestro comportamiento aquí en esta Tierra, que Él mismo nos ha proporcionado. ¡Sí, señores!
Los muertos
“Si fuere posible, se debería hacer reír hasta a los muertos”. (Leonardo da Vinci. 1452-1519)
“Leonardo da Vinci fue un pintor, escultor, arquitecto, ingeniero e inventor italiano. Encarna los nuevos derroteros y la crisis de la cultura de fines del siglo XV.
“Su vida artística se puede dividir en cuatro períodos: florentino (1452-1482), milanés (1483-1499), vida errante (1500-1516) y el último, que abarcó tres años, desde el exilio voluntario en Francia, en la corte de Francisco I, hasta su muerte.
“Período florentino. Hijo de Piero de Vinci, notario de la Señoría de Florencia, , hacia 1469, lo encomendó éste al taller de Verrochino y cuyas enseñanzas compartió con Sandro Botticelli.
“ Período francés. El rey Francisco I lo colmó de honores nombrándolo “primer pintor, arquitecto e ingeniero del reino.
“Principales aportaciones. Por su obra pictórica, pero también por la diversidad de carácter precursor de sus ideas geniales. Leonardo se impone como la figura más destacada del Renacimiento” (“La Nueva Enciclopedia”. Volumen 12. Salvat Editores. Madrid. España, 2004).
Y es que la risa es un alimento del alma y un estímulo para el espíritu. El que ríe, por más problemas que tenga, es muy probable que se sienta feliz, y el que se siente colmado de felicidad es dichoso.
Un ser humano muerto –incluyendo a los animales y los vegetales- es alguien que ha dejado de existir, que ya no vive.
La Revista Selecciones del Readr´s Digest siempre trae la Sección “La risa, remedio infalible”, y en la de fecha mayo de 1979, dice así: “-¿Recuerdas que el año pasado me echaste una mano cuando quebré, y que prometí nunca olvidarte?
-“Sí”.
-“Bueno, pues ahora estoy de nuevo en quiebra”.
Riamos, pues, riamos, riamos siempre, riámosle a la vida. Recordemos que el que ríe, vive más sano y prolonga su vida. ¡Sí, señores!
Veamos lo que el pensador Fernández de los Ríos escribió acerca de la vida: “La creencia de una idea constituye la vida íntima de una nación. La vida es el movimiento: para moverse es preciso querer, saber querer lo que se quiere”.
Y sobre la muerte, Benjamín Franklin dijo: “El hombre débil teme la muerte; el desgraciado, la llama; el valentón, la provoca; y el hombre sensato, la espera”.
Seamos sensatos, pues: esperemos la muerte con tranquilidad. ¡Sí, señores!
Maestro, sicólogo, gramático.