Abril celebra el Día Mundial de la Conciencia, motivo por el cual la Organización de las Naciones Unidas (ONU) invita a todos/as a fomentar una cultura de paz y conciencia para el bienestar de los pueblos y las naciones. Cultura de paz que debe estar basada en el fomento de valores. Actitudes, tradiciones y costumbres que, bajo el comportamiento cotidiano y enfoque para el respeto a la vida, los seres humanos, derechos y deberes de los mismos.
A lo largo del tiempo, el desconocimiento e irrespeto a los derechos humanos ha originado una barbarie y acciones en contra de la humanidad. Por ello, es menester resaltar en tiempos como los que vivimos, lo que rezan los textos referentes a salvaguardar los derechos inherentes de la persona, como por ejemplo, el artículo uno de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que establece que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Lo anterior refleja claramente que la pregunta que debemos hacernos cada uno de los seres humanos es ¿Qué podemos hacer para fomentar cultura de paz en el mundo? Un reto enorme pero no imposible.
Lo primero es fomentar el significado social de la palabra conciencia, es decir, dar a conocer de la mejor manera el significado y trascendencia que posee esa palabra en nuestro día a día y el entorno que nos rodea. En términos más ampliados y retomando el concepto que fomenta las Naciones Unidas, conciencia significa conocer, saber los problemas y las necesidades que existen en el mundo actual. Proteger a las generaciones futuras de las guerras que fomenta el ser humano por intereses económicos, políticos y de poder, para que esas generaciones fomenten valores bajo el amparo de la justicia y la democracia, apoyados en la solidaridad y el respeto a los derechos humanos, logrando sustancialmente una conciencia colectiva.
Acá se vuelve menester retomar las bases como la academia, el desarrollo de actividades educativas, culturales, sociales y cívicas, enfocadas a los diversos sectores sociales sin discriminación alguna, de tal manera que los miembros de la sociedad tengan la oportunidad de dar, aprender y compartir. Esto sin duda ayudara a fomentar entre muchas cosas, el desarrollo de las relaciones afables y de respeto reciproco entre las naciones y sus líderes, la erradicación de las guerras y la mejora continua para un desarrollo sostenible.
Nadie dice que sea una tarea fácil y con resultados a corto plazo. Sin embargo, hay que comenzar a dar esos primeros pasos promoviendo una cultura de y conciencia, como ciudadanos del mundo impulsando y fomentando los valores de la justicia, democracia, inclusión, solidaridad, respeto y promoción de los demás derechos inherentes de la persona humana. Solo así podrán verse mejoras en el entorno que vivimos y que nuestras generaciones próximas vivirán en su debido momento. Seamos sujetos de cambio para bien, comenzando por nosotros mismos.
Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador