La amenaza rusa y una fuerte intención de voto a la extrema derecha marcan una campaña tras cinco años de profundos cambios geopolíticos.
BRUSELAS.- Una sensación de suspenso recorre al corazón del poder europeo. Las gigantografías con los colores azules con llamados a votar que decoran la fachada del Parlamento Europeo y los tractores que circulan frente a su puerta son la síntesis de que algo está por cambiar con las elecciones que empiezan hoy y terminan el domingo, y que elegirán la composición y los nuevos liderazgos de las instituciones del bloque para los próximos cinco años.
Los cinco años que pasaron desde las últimas elecciones le abrieron los ojos a Europa: el Brexit, la pandemia, la creciente rivalidad entre China y Estados Unidos y las guerras de Rusia y Gaza la forzaron a repensar su lugar en un mundo menos previsible y respetuoso del derecho internacional.
Menos segura y competitiva en un mundo que ya no comparte sus valores, la UE reordenó sus prioridades en este periodo en los que se aceleró la necesidad de transformarse de un bloque fundamentalmente económico a uno mucho más político y con la defensa como nuevo eje.
“Hay amenazas directas para Europa y no tenemos capacidades comunes de enfrentar esos desafíos”, sintetizó el principal vocero de la diplomacia europea, Peter Stano, durante un encuentro con periodistas en esta capital.
Esta urgencia no la sienten los líderes, sino también los ciudadanos. Históricamente el voto de las elecciones europeas se explica más por la política doméstica que por la geopolítica del bloque, pero este año es distinto.
“La agenda internacional tiene una importancia decisiva en los ciudadanos en el momento de ir a votar”, dijo Jesús Carmona, director de Medios del Parlamento Europeo.
Carmona mencionó que por esta situación se proyecta que la participación, que suele ser mucho más baja que en las elecciones nacionales y en 2019 alcanzó apenas el 51%, este año esté entre 10 y 15 puntos por encima.
“En función de dónde estés en la UE esto tiene una perspectiva diferente. Lo que hemos visto en esta campaña es que países o partidos que tradicionalmente no eran muy favorables al proyecto europeo han cambiado radicalmente su posición”, agregó Carmona.
Entre esos países están los que se sienten más amenazados por Rusia, como los Bálticos, o Suecia y Finlandia, que antes tenían una concepción más economicista del bloque y ahora revalorizan la pertenencia al bloque también por motivos geopolíticos. Esta agenda internacional, en cambio, se ve menos en los países del sur de Europa, donde la agenda doméstica es mucho más fuerte.
Y si para muchos Rusia es el gran enemigo externo, otros lo ven en casa. Uno de los grandes temores de los funcionarios europeos es el avance de partidos de extrema derecha, la mayoría de ellos euroescépticos o con plataformas que buscan privilegiar los intereses de los Estados miembro por sobre los regionales.
“Mucho del futuro de la UE depende de la nueva composición del Parlamento Europeo”, resumió una fuente del servicio exterior europeo.
A continuación, cinco claves para entender qué se juega Europa en estas elecciones.
- La amenaza rusa y una nueva prioridad
De todos los cambios geopolíticos que enfrentó Europa en estos últimos cinco años sin duda el que más la marcó fue la invasión de Rusia a Ucrania. Desde entonces la UE ha estado cada vez más enfocada en la defensa, y si bien el tratado europeo no especifica sobre una política exterior y de defensa unificadas, ya que es una competencia de los Estados miembros, hay un debate cada más intenso para que el bloque pueda actuar de manera más rápida.
“Hasta hace unos años la mayoría de los países miembro decían que éramos una comunidad política y económica, y que no necesitábamos capacidades militares o defensa, pero el mundo de los últimos años nos ha demostrado que tenemos que tener esa capacidad de defendernos por nuestra cuenta”, dijo Stano.
El posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, además, preocupa a Europa, que ya experimentó cómo su principal aliado en defensa actuó de manera unilateral. Todos los funcionarios europeos consultados coincidieron en que la UE ya no puede confiar en Estados Unidos y que avanzar hacía una defensa unificada será una de las prioridades de la próxima Comisión Europea.
¿Se formará un nuevo Ejército europeo? Stano dijo que se está en el principio de un proceso que puede durar muchos años. Un foco ahora está puesto en articular su industria de defensa para que no esté dividida por país como ahora. Después de todo, uno de los grandes desafíos de la UE siempre es lograr que sus 27 miembros se pongan de acuerdo.
- El ascenso de la extrema derecha
Para la UE, la amenaza rusa viene desde mucho antes de la guerra a Ucrania. Campañas de desinformación, interferencia constante en la política doméstica, injerencia en la campaña. Incluso temores a que pueda haber un ciberataque el día de las elecciones. “Lo más importante es que los rusos tratan de dividirnos, de fracturarnos”, dijo una fuente del servicio diplomático europeo que trabaja en el área destinada a contrarrestar la injerencia rusa.
Y entre todos esos temores, está el estrecho vínculo del Kremlin con algunas fuerzas de extrema derecha nacionalistas que según los sondeos podrían obtener avances históricos en estas elecciones.
Algunas encuestas apuntan a que estas fuerzas podrían obtener entre el 20 y el 25% de los votos. Pero tienen una debilidad que alivia a Bruselas: están divididos en dos bloques, uno más crítico de la UE (Identidad y Democracia, ID), considerado más cercano a Rusia y que tiene como principal referente al partido de Marine Le Pen, y otro con un discurso más proeuropeo (Conservadores y Reformistas Europeos, ECR), en el que están incluidos el partido de Giorgia Meloni y el español Vox.
- Nuevos líderes
La nueva composición del Parlamento Europeo es clave no solo por la actividad legislativa, sino porque también nombrará a los líderes de la Comisión Europea (el brazo ejecutivo del bloque) y del Consejo de Europa, que representa a los estados miembro.
Hasta hace poco se daba por descontado que Ursula von der Leyen, presidenta de la comisión y considerada por muchos como la mujer más poderosa de Europa, iba a ser reelecta para un segundo mandato, pero en las últimas semanas empezaron a aparecer dudas. La guerra de Gaza aumentó las críticas a Von der Leyen por haber adoptado un perfil muy político en su presidencia, tomando medidas sin consultar a los Estados miembro. Ahora para asegurar su reelección se está acercando al bloque de extrema derecha de Meloni, lo que a su vez podría darle a la premier italiana, que antes de asumir se había mostrado como euroescéptica, una nueva centralidad en la política europea.
Como alternativa empezó a circular el nombre del italiano Mario Draghi, unas de la figuras más respetadas del continente. El expresidente del Banco Central Europeo, que está preparando un informe sobre la competitividad europea que presentará después de las elecciones, habló hace poco sobre la necesidad de un “cambio radical” en la UE y de una urgente redefinición para poder responder a los desafíos económicos que representan Estados Unidos y China. Su irrupción generó entusiasmo y está siendo impulsado por líderes como Emmanuel Macron. Pero en última instancia dependerá de los votos que pueda obtener en el Parlamento Europeo.
- Un bloque menos verde
El nuevo balance de poder europeo también podría tener efectos en políticas clave para el bloque, como la migratoria y especialmente la lucha contra el cambio climático.
En las últimas elecciones hubo un aluvión de votos verdes y la actual Comisión Europea tuvo a los temas medioambientales como una de sus prioridades, algo que se materializó en el llamado Pacto Verde, una de las políticas más ambiciosas y al mismo tiempo divisivas de la UE, que despertó amplias protestas del sector agrícola. Esta misma semana, en vísperas de las elecciones, agricultores belgas llevaron sus tractores al barrio de Bruselas donde están las instituciones europeas.
Con un Parlamento Europeo más inclinado hacia la derecha, “el Pacto Verde podría estar en riesgo tal como lo conocemos ahora, aunque no imagino que se elimine del todo”, dijo una fuente europea, que consideró que para los ciudadanos del bloque es un esfuerzo muy importante adaptarse a las metas climáticas en un mundo más competitivo. Ahora los sondeos anticipan que los partidos verdes podrían perder hasta un 40% de los votos.
- Superar divisiones
Finalmente, un desafío constitutivo de la UE es que las decisiones no las toman las instituciones del bloque sino los gobiernos nacionales, y poner de acuerdo a 27 países que son muy distintos entre sí, ya se ha demostrado, puede ser muy engorroso. “Nosotros como oficiales europeos estamos en manos de los países miembro”, explicó Stano.
“La Unión Europea es como un gran crucero, nosotros vamos en una dirección y hay que hacer un movimiento muy grande para cambiar un grado la dirección. Y este cambio no es conseguido en las elecciones al Parlamento Europeo, es determinado por las elecciones nacionales”, agrega.
A menudo blanco de críticas por su inmovilismo y su lentitud para tomar decisiones, los oficiales europeos sienten que el Brexit los revindicó y que lejos de generar un efecto contagio, salvo en limitadas excepciones ya casi nadie cuestiona las ventajas de pertenecer al bloque.
“Churchill solía decir que la democracia no es perfecta, pero es lo mejor que tenemos. Con la UE pasa lo mismo. Es muy aburrida, dicen, ¿pero cuál es la alternativa?”, concluyó un funcionario europeo.