La Cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se efectuó en Johannesburgo, Sudáfrica del 22 al 24 de agosto. En medio de unas relaciones internacionales bajo tensiones, los países miembros de este "club económico", quisieron posicionar las bases de una visión alternativa.
Contando con la presencia de los presidentes de Brasil, Lula da Silva; de China, Xi Jinping ,y de Sudáfrica, Cyrril Rapahosa, así como el primer ministro indio Narendra Modi y el canciller ruso Serguei Lavrov, dicha cumbre tenía como objetivo el de asumir una expansión económica, base para proponer una nueva arquitectura institucional internacional.
Vladimir Putin, el presidente ruso, no pudo asistir físicamente porque enfrenta una orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional. Participó de manera virtual al encuentro durante el cual se integraron seis nuevos países: Argentina, Egipto, Irán, Etiopía, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
El presidente chino calificó de "histórica" la ampliación del club de las economías emergentes. "Reforzará la paz y el desarrollo en el mundo", afirmó, presentándose como una forma de "contrapeso" a los países occidentales.
La gran pregunta es ¿hasta qué punto?, si consideramos que intereses comunes de dichos miembros convergen con sus propios intereses.
¿La voluntad de contrarrestar el peso occidental y del G 7 (EE.UU., Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón) sería compartida por India, Egipto, Arabia Saudita o los Emiratos Árabes Unidos?
No parece ser así, porque los objetivos del grupo al parecer son económicos, sobre todo gracias a China, pero que queda por construir una cohesión geopolítica. A pesar de sus críticas en cuanto al sistema financiero y comercial mundial el presidente brasileño no quiere romper con sus aliados occidentales, empezando por los Estados Unidos y Europa.
Ahora bien, la ampliación revela un cambio. Demuestra también una visión y una voluntad: construir una coherencia con países que no solamente representan más de la mitad de la población mundial, pero también una parte de su riqueza. Aquí puede aparecer el punto de fricción con el G7. Sus miembros pueden entender la voluntad de un orden alternativo como una puesta en tela de juicio de un edificio institucional global, construido poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Lógicamente, los "BRICS Plus" darán una figura más política a su alianza: ¿qué pasara con la gobernabilidad del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas? ¿Qué propondrán en cuanto al sistema financiero mientras el dólar sigue siendo la primera moneda del comercio mundial? En medio del conflicto en Ucrania y de sus consecuencias tanto económicas como políticas en Rusia, tal y como lo recordó la desaparición del líder de Wagner, Evgueni Pregozhin el 23 de agosto pasado, los BRICS deberán garantizar una cohesión interna: favorecer el desarrollo, la lucha contra las fracturas sociales, pueden ser unos objetivos mientras la próxima cumbre se llevará a cabo en Kazán, Rusia, en el verano de 2024.
La ampliación ha sido objeto de largas discusiones : India no quería verse arrastrada en una confrontación contra unos países occidentales, lógica que podía convenir mejor a su rival chino. Brasil está, a pesar de las declaraciones de su presidente, mostrando precaución en su manejo global, teniendo que acordar los contrarios, entre los Estados Unidos y China, sus principales socios económicos, en medio de una América Latina en el cruce de caminos y cuestionada por el reforzamiento de la violencia política.
El concepto del "sur global" ilustra el horizonte ideal para países como China o Rusia, que quisieran establecer un frente alternativo, buscando tomar control des una nueva organización global. El conflicto en Ucrania ha abierto un periodo de cuestionamiento sobre la gobernanza mundial. Abriéndose hacia el Medio Oriente con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos los BRICS buscan reforzarse sobre el mercado de las materias primas. Pero las economías de los países miembros siguen siendo heterogéneas. Se ha creado su banco de desarrollo presidido por Dilma Rousseff, la expresidenta de Brasil. En paridad de poder de compra, los BRICS pesan de igual manera que el G7. Pero están todavía lejos, en termino de valor con unos 25% del PIB mundial, cuando el G7 pesa unos 43%. Tienen en común un interés en favorecer una disminución de la occidentalización del sistema mundial de seguridad e económica.
¿Cómo será posible garantizar un enlace entre miembros tan diferentes en término de peso economía que Arabia Saudita y Etiopía? India reforzó su relación con países occidentales tanto al nivel comercial como en materia de tecnología y material de defensa. El éxito del aterrizaje sobre la Luna, del cohete Chandrayaan 3, le permite ser el cuarto país en hacerlo, después de los Estados Unidos, Rusia (como heredera de la ex-Unión Soviética) y China. Esta realidad recuerda que las interacciones entre Brasil, India, África quedan por desarrollarse e implantarse en el tiempo.
Por el momento, el dólar sigue siendo moneda de uso en 44% de los intercambios comerciales, 40% de las transacciones siendo realizadas vía el sistema SWIFT. Representa 60% de las reservas mundiales de los bancos centrales. Por cierto, China se ha vuelto el principal financiador en África y busca favorecer contratos petroleros en renminbi. Ahora bien, la organización de los "BRICS Plus" obliga a pensar en una evolución de la gobernabilidad internacional: los Estados Unidos han afirmado apoyar una reforma del Fondo Monetario Internacional. Por su parte, la Unión Africana podría ser integrada al G20 (Grupo de las 20 primeras economías) como observador tal igual que la Unión Europea.
Tantos signos que hacen aparecer un cierto grado de evolución de la gobernabilidad internacional: el estatus quo no puede seguir apareciendo satisfactorio. A la vez, un movimiento alternativo puede encerrar los países que lo promueven, en una papel agresivo, paralizante para muchos cuando se trata de buscar un equilibrio mundial, en medio de un conflicto en Ucrania, conteniendo un potencial de riesgo global.
Politólogo francés y especialistas en temas internacionales.